LA BIBLIA ES UN LIBRO DE CONOCIMIENTOS MUY VARIADOS.
En su vasta esfera de estilo y temas, la Biblia tiene algo para interesar a cada mente y atraer cada corazón. Sus páginas encierran historia antiquísima; biografías fieles de la vida; principios de gobierno para regir al estado y gobernar la casa, principios que la sabiduría humana nunca ha conseguido igualar. Contiene filosofía profundísima, la poesía más dulce y sublime, apasionada y patética. Los escritos de la Biblia, aun considerados de esta manera, son inconmensurablemente superiores en valor a las producciones de cualquier autor humano, pero considerados en su relación con el gran pensamiento central, son de alcance infinitamente superior, de valor infinitamente mayor. Desde este punto de vista, cada tema adquiere nuevo significado. En las verdades más sencillamente enunciadas se encierran principios tan altos como el cielo y que abarcan la eternidad.
(La Educación, pág. 121).
La Palabra de Dios abunda en preciosas joyas de verdad, y los padres debieran sacarlas de su estuche y presentarlas ante sus hijos en su verdadero esplendor. . . . En la Palabra de Dios, tenéis un tesoro del cual podéis sacar preciosas provisiones y como cristianos debéis proveeros para toda buena obra (Signs of the Times, 10-9-1894). 478
DIOS PROPORCIONA EN LA BIBLIA UN RICO BANQUETE.
Al darnos el privilegio de estudiar su Palabra, el Señor ha puesto delante de nosotros un rico banquete. Muchos son los beneficios que derivan del alimentarse de su Palabra, que él representa como su carne y su sangre, como su espíritu y su vida. Al comer su Palabra, aumenta nuestra fuerza espiritual, crecemos en la gracia y el conocimiento de la verdad. Se forman y fortalecen hábitos de dominio propio. Las flaquezas de la infancia --inquietud, caprichos, egoísmo, palabras apresuradas, actos apasionados--, desaparecen y en su lugar se desarrollan las gracias de la virilidad y la femineidad cristianas.
(Consejos para los Maestros, pág. 160).
Las hermosas lecciones de las historias y parábolas de la Biblia, las puras y sencillas instrucciones de la santa Palabra de Dios, son el alimento espiritual para vosotros y vuestros hijos.
¡Oh, qué tarea está delante de vosotros! ¿Os encargaréis de ella en el amor y temor de Dios? ¿Os pondréis a vosotros mismos en comunicación con Dios a través de su Palabra? (Carta 27, 1890).
ES LA NORMA DE LA RECTITUD.
La Palabra de Dios debiera ser juiciosamente presentada delante de la mente juvenil y debiera ser su norma de rectitud para corregir sus errores, iluminar y guiar la mente, lo que será mucho más efectivo para restringir y controlar los temperamentos impulsivos que las palabras ásperas que provocarán a ira. Esta preparación de los hijos para hacer frente a las normas de la Biblia, requerirá tiempo, perseverancia y oración. Debiera hacerse esto aunque deban descuidarse algunas cosas de la casa.
(Signs of the Times, 13-9-1877).
Las verdades de la Biblia así recibidas elevarán la mente de su mundanalidad y degradación. Si la Palabra de Dios fuera apreciada como debiera serlo, 479 tanto los jóvenes como los mayores poseerían una rectitud interior, una fortaleza de principios que los capacitaría para resistir la tentación (Testimonies, tomo 8, pág. 319).
El Santo de Israel nos ha hecho conocer los estatutos y las leyes que deben gobernar a toda inteligencia humana. Estos preceptos que han sido declarados como santos, justos y buenos, han de formar la norma de acción en el hogar. No puede haber una desviación de ellos sin cometer pecado pues son el fundamento de la religión cristiana.
(Review and Herald, 13-11-1888).
FORTALECE EL INTELECTO.
Si la Biblia fuera estudiada como debiera serlo, los hombres serían fuertes en su intelecto. Los temas tratados en la Palabra de Dios, la sencillez dignificada de sus declaraciones, los nobles temas que presenta a la mente, desarrollan las facultades en el hombre en una forma en que no podrían ser desarrolladas de otra manera. En la Biblia se abre delante de la imaginación un campo ilimitado. El estudiante saldrá de una contemplación de sus grandes temas, de la asociación con sus elevadas imágenes, más puro y elevado en pensamiento y sentimiento que si hubiera pasado el tiempo leyendo cualquier obra de origen meramente humano, por no decir nada de aquellas de carácter liviano. Las mentes juveniles no alcanzan su más noble desarrollo cuando descuidan la fuente más elevada de sabiduría: la Palabra de Dios. La razón por la que hay tan pocos hombres de sana inteligencia, de estabilidad y sólido valor es porque Dios no es temido,
Dios no es honrado, los principios de la religión no se practican en la vida como debieran serlo.
Dios quiere que aprovechemos de todo medio para cultivar y fortalecer nuestras facultades intelectuales. . . .
Si se leyera más la Biblia, si sus verdades fueran mejor entendidas, habría gente mucho 480 más esclarecida e inteligente. Se imparte energía al alma al escudriñar sus páginas.
(Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 126).
ES EL FUNDAMENTO DE LA PROSPERIDAD DEL HOGAR, SOCIAL Y NACIONAL.
Las enseñanzas de la Biblia influyen en forma vital sobre la prosperidad del hombre en todas las relaciones de esta vida. Desarrolla los principios que son la base de la prosperidad de una nación, principios vinculados con el bienestar de la sociedad y que son la salvaguardia de la familia, principios sin los cuales ningún hombre puede alcanzar utilidad, felicidad u honra en esta vida, ni asegurarse la vida futura inmortal. No hay posición alguna en esta vida, ni fase alguna de la experiencia humana para la cual la enseñanza de la Biblia no constituya una preparación indispensable
(Patriarcas y Profetas, pág. 648).
EL CONOCIMIENTO DE LAS ESCRITURAS ES UNA SALVAGUARDIA.
Desde niño Timoteo conocía las Escrituras, y este conocimiento le salvaguardó de las malas influencias que le rodeaban, y de la tentación a escoger el placer y la complacencia egoísta antes que el deber. Todos nuestros hijos necesitan una salvaguardia tal; y debe ser parte de la obra de los Padres y de los embajadores de Cristo cuidar de que los niños estén debidamente instruidos en la Palabra de Dios.
(Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 530).
EL AMOR POR LA BIBLIA NO ES NATURAL.
Los jóvenes son ignorantes e inexpertos y el amor por la Biblia y sus sagradas verdades no surgirá naturalmente. A menos que se hagan grandes esfuerzos para erigir en torno de ellos barreras para resguardarlos de las maquinaciones de Satanás, están sometidos a sus tentaciones y son llevados cautivos por él a su placer. En sus tiernos años han de enseñarse a los niños las demandas de la ley de Dios y la fe en Jesús nuestro Redentor para limpiar de las manchas del 481 pecado. Esta fe debe ser enseñada día tras día, por precepto y ejemplo (Testimonies, tomo 5, pág. 329).
LOS JÓVENES DESCUIDAN ESPECIALMENTE EL ESTUDIO DE LA BIBLIA.
Tanto los ancianos como los jóvenes descuidan la Biblia. No hacen de ella su estudio, la regla de su vida. Especialmente los jóvenes son culpables de tal negligencia. La mayoría de ellos halla tiempo para leer otros libros, pero no estudian diariamente el Libro que señala el camino hacia la vida eterna. Leen atentamente las historias inútiles, mientras que descuidan la Biblia. Este libro es el Guía que nos lleva a una vida más elevada y más santa. Los jóvenes declararían que es el libro más interesante que leyeron alguna vez, si su imaginación no hubiese quedado pervertida por la lectura de historias ficticias.
Las mentes juveniles no alcanzan su desarrollo más noble cuando descuidan la fuente más elevada de sabiduría: la Palabra de Dios. Que estamos en el mundo de Dios, en presencia del Creador; que somos hechos a su semejanza; que él vela sobre nosotros y nos ama y cuida; éstos son maravillosos temas de reflexión y conducen la mente a amplios y exaltados campos de meditación. El que abre la mente y el corazón a la contemplación de estos temas, no se quedará nunca satisfecho con asuntos triviales y sensacionales
(Consejos para los Maestros, pág. 107).
LA DESOBEDIENCIA DE LOS PADRES SE REFLEJA EN LOS HIJOS.
Los niños son observadores aun en sus más tiernos años, y si los padres demuestran que la Palabra de Dios no es su guía y consejero, si desobedecen los mensajes que se les presentan, se manifestará en los hijos el mismo espíritu temerario de "no me importa; haré mi propia voluntad" (Manuscrito 49, 1898).
DAD A LA PALABRA UN LUGAR DE HONOR.
Como pueblo que ha tenido gran luz, debernos ejercer una 482 influencia elevadora en nuestros hábitos, en nuestras palabras, en nuestra vida doméstica y amistades. Dad a la Palabra un puesto de honor como guía en el hogar. Considéresela como el consejero en cada dificultad, la norma en cada práctica. ¿Estarán convencidos mis hermanos y hermanas de que no puede haber nunca verdadera prosperidad en ninguna alma del círculo familiar a menos que presida la verdad de Dios, la sabiduría de la rectitud? Los padres y madres debieran hacer todo esfuerzo posible para elevar su mente del hábito perezoso de considerar como una carga el servicio de Dios. El poder de la verdad debe ser un agente santificador en el hogar (Carta 107, 1898).
Padres, dad a vuestros hijos la instrucción contenida en la santa Palabra de Dios, línea sobre línea, mandamiento sobre mandamiento. Esta es la obra que os comprometisteis a hacer cuando fuisteis bautizados. No permitáis que nada de carácter mundanal os impida hacer esta obra. Haced todo lo que podáis para salvar el alma de vuestros hijos, ya sea que sean huesos de vuestros huesos y carne de vuestra carne, o que hayan sido recibidos por adopción en vuestra familia.
(Manuscrito 70, 1900).
SEA LA BIBLIA EL LIBRO DE TEXTO DEL HOGAR.
Padres, si queréis educar a vuestros hijos para que sirvan a Dios y hagan bien en el mundo, haced de la Biblia vuestro libro de texto. Ella expone los engaños de Satanás. Es el gran elevador de la raza humana, el agente que reprocha y corrige los males morales, el detector que nos capacita para distinguir entre lo verdadero y lo falso. No importa que otra cosa se enseñe en el hogar o en la escuela, la Biblia, como el gran educador debiera estar primero. Si se le da este lugar, Dios es honrado, y obrará para vosotros en la conversión de vuestros hijos. Hay una rica mina de verdad y belleza en este santo Libro 483 y los padres tienen de qué acusarse si no lo hacen intensamente interesante para sus hijos (Testimonies, tomo 5, pág. 322).
"Escrito está" fue la única arma que Cristo empleó cuando el tentador se presentó con sus engaños. La enseñanza de la verdad bíblica es la obra grande e importante de que debiera ocuparse cada padre. Con una agradable y feliz disposición mental, presentad la verdad como es pronunciada por Dios delante de los hijos. Como padres y madres, podéis ser lecciones objetivas para los hijos en la vida diaria al practicar la paciencia, la bondad y el amor, atrayéndolos a vosotros. No permitáis que hagan lo que les plazca, sino mostradles que vuestra obra es practicar la Palabra de Dios y criarlos en la educación y admonición del Señor (Manuscrito 5, 1896).
ESTUDIAD DILIGENTE Y SISTEMÁTICAMENTE.
Sed sistemáticos en el estudio de las Escrituras en vuestra familia. Descuidad cualquier cosa de naturaleza temporal,. . . pero estad seguros de que el alma se alimenta con el pan de la vida. Es imposible estimar los buenos resultados de una hora o aun media hora dedicada cada día a la Palabra de Dios en una forma alegre y social. Haced de la Biblia su propio expositor, reuniendo todo lo que se dice acerca de cierto tema en diferentes momentos y en circunstancias diversas. No interrumpáis vuestra clase familiar a causa de gente que llegue o de visitantes. Si vienen durante el estudio, invitadlos a participar en él. Que vean que consideráis más importante obtener un conocimiento de la Palabra de Dios que aseguraros las ganancias o placeres de este mundo.
(Review and Herald, 9-10-1883).
Si estudiáramos diligentemente y con oración la Biblia día tras día, veríamos cotidianamente alguna hermosa verdad bajo una luz nueva, clara y vigorosa 484 (Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabática, pág. 24).
ESTUDIEN TODOS LAS LECCIONES DE LA ESCUELA SABÁTICA.
La escuela sabática proporciona a padres e hijos una oportunidad de estudiar la Palabra de Dios. Pero a fin de que obtengan el beneficio que podrían adquirir en la escuela sabática, tanto los padres como los niños deben dedicar tiempo al estudio de la lección, procurando obtener un conocimiento cabal de los hechos presentados, tanto como de las verdades espirituales que estos hechos están destinados a enseñar. Inculcad en las mentes de los jóvenes la importancia de buscar el significado completo del pasaje considerado.
Padres, apartad cada día un momento para el estudio de la lección de la escuela sabática con vuestros hijos. Renunciad a la conversación familiar, si ello es necesario, antes de sacrificar la hora dedicada a las lecciones de la Historia Sagrada. Tanto los padres como los hijos recibirán beneficio de este estudio. Confíense a la memoria los pasajes más importantes de la Escritura, no como una imposición, sino como un privilegio. Aunque al principio la memoria sea deficiente, adquirirá fuerza con el ejercicio, de manera que después de un tiempo os deleitaréis en atesorar las palabras de verdad. Y el hábito resultará de ayuda valiosa para el crecimiento espiritual (Consejos para los Maestros, pág. 106).
Los padres debieran considerar como un deber sagrado instruir a sus hijos en los estatutos y requerimientos de Dios tanto como en las profecías. Debieran educar a los hijos en el hogar y ellos debieran interesarse en las lecciones de la escuela sabática. Estudiándolas con los hijos, demuestran que dan importancia a la verdad presentada en las lecciones y ayudan a crear un gusto por el conocimiento bíblico 485
(Testimonies on Sabbath School Work, pág. 111).
NO OS SATISFAGÁIS CON UN CONOCIMIENTO SUPERFICIAL.
Es difícil estimar la importancia de procurar un conocimiento cabal de las Escrituras. "Inspirada divinamente", capaz de hacernos sabios "para la salvación", a fin de que el hombre de Dios sea "perfecto, enteramente instruido para toda buena obra" (2 Tim. 3: 15-17), la Biblia exige nuestra atención más reverente. No debemos quedar satisfechos con un conocimiento superficial, sino procurar aprender el pleno significado de las palabras de verdad, beber profundamente del espíritu de los Santos Oráculos (Consejos para los Maestros, pág. 107).
Al enseñar a los niños la Biblia, nos será ventajoso observar la tendencia de su mente, las cosas por las cuales se interesan, y despertar su interés por ver lo que la Biblia dice acerca de esas cosas. Aquel que nos creó y nos dotó de diferentes aptitudes, ha dado en su Palabra algo para cada uno. A medida que los alumnos vean que las lecciones de la Biblia se aplican a su vida, enseñadles a considerarla como su consejera. . . .
La Biblia tiene una abundancia, una fuerza, y una profundidad de significado inagotables. Animad a los niños y jóvenes a escudriñar sus tesoros, tanto de significado como de expresión.
(La Educación, págs. 512, 513).
CADA UNO DEBE ESTUDIAR POR SÍ MISMO.
Las madres y los padres llevan una pesada responsabilidad en cuanto a sus hijos. Los padres que creen en las Escrituras y las estudian comprenderán que deben obedecer los mandamientos de Dios, que no deben proceder contrariamente a su santa ley. Los que permiten que alguien, aunque fuera un ministro, los induzca a no obedecer la Palabra de Dios, en el juicio deberán hacer frente a los resultados de su 486 conducta. Los padres no han de confiar su propia alma y la de sus hijos al ministro, sino a Dios, a quien pertenecen por la creación y la redención. Los padres debieran escudriñar las Escrituras por sí mismos, pues tienen almas que salvar o perder. No pueden permitirse depender del ministro para la salvación. Deben estudiar la verdad por sí mismos (Manuscrito 33, 1900).
HÁGASE INTERESANTE PARA LOS NIÑOS EL ESTUDIO
DE LA BIBLIA.
Enséñese a los jóvenes a amar el estudio de la Biblia. En nuestros pensamientos y afectos, dése el primer lugar al Libro de los libros, pues contiene conocimiento que necesitamos por encima de cualquier otro (Review and Herald, 9-10-1883).
A fin de realizar esta obra, los padres mismos deben familiarizarse con la Palabra de Dios. . . . Y en vez de hablar vanas palabras y narrar fábulas ociosas a sus hijos, conversarán con ellos de temas bíblicos. Ese libro no fue designado únicamente para los eruditos. Fue escrito en un estilo llano y sencillo al alcance del entendimiento de la gente común; y con las debidas explicaciones, una gran parte de él puede resultar grandemente interesante y útil para los mismos niñitos.
(Signs of the Times, 8-4-1886).
No penséis que la Biblia llegará a ser un libro cansador para los niños. Bajo un instructor sabio, la Palabra llegará a ser más y más deseable. Será para ellos como el pan de vida, y nunca envejecerá. Hay en ella una frescura y belleza que atraen y encantan a los niños y jóvenes. Es como el sol resplandeciente sobre la tierra, que da su brillo y calor, sin agotarse nunca. Por las lecciones que se desprenden de la historia y la doctrina contenidas en la Biblia, los niños y los jóvenes pueden aprender que todos los demás libros le son inferiores. Pueden hallar 487 en ella una fuente de misericordia y amor.
(Consejos para los Maestros, pág. 131).
Padres, sean sencillas las instrucciones que dais a vuestros hijos, y aseguraos que las comprendan claramente. Las lecciones que aprendéis de la Palabra, debéis presentarlas a sus mentes juveniles con tal claridad, que no puedan dejar de comprenderlas. Por sencillas lecciones sacadas de la Palabra de Dios y de su propia experiencia, podéis enseñarles a conformar su vida a la norma más alta. Aun en la infancia y la adolescencia pueden aprender a vivir vidas llenas de reflexión y fervor, vidas que den una rica mies de bien (Id., pág. 85).
PRESENTAD LOS PENSAMIENTOS MÁS LOZANOS; USAD LOS MEJORES MÉTODOS.
Nuestro Padre celestial, al dar su Palabra, no olvidó a los niños. ¿Puede hallarse entre los escritos de los hombres algo que tenga tanta influencia sobre el corazón, algo tan adecuado para despertar el interés de los pequeñuelos, como los relatos de la Biblia?
Mediante esas sencillas historias se pueden explicar los principios de la ley de Dios. Por medio de ilustraciones adecuadas a la comprensión del niño, los padres y maestros pueden empezar desde los primeros años a cumplir la orden del Señor en cuanto a sus preceptos: "Las inculcarás a tus hijos, y hablarás de ellas en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y al levantarte" (Deut. 6:7).
El uso de lecciones objetivas, pizarrones, mapas y figuras será una ayuda para explicar estas lecciones y grabarlas en la memoria. Los padres y maestros deberían buscar constantemente métodos mejores. La enseñanza de la Biblia merece nuestros pensamientos más frescos, nuestros mejores métodos, y nuestro más ferviente esfuerzo.
(La Educación, págs. 180, 181).
TOMAD LA BIBLIA COMO GUÍA.
Debéis hacer de la Biblia vuestro guía si queréis educar a vuestros hijos 488 en el conocimiento y admonición del Señor. Preséntense la vida y el carácter de Cristo como el modelo que deben copiar. Si yerran, leedles lo que el Señor ha dicho acerca de pecados similares. Se necesitan constante cuidado y diligencia en esta obra. Un rasgo de carácter erróneo tolerado por los padres, no corregido por los maestros, puede causar que todo el carácter llegue a ser deformado y desequilibrado. Enseñad a los niños que deben tener un corazón nuevo; que deben crearse nuevos gustos e inspirarse nuevos motivos. Deben tener ayuda de Cristo; deben llegar a familiarizarse con el carácter de Dios tal como se revela en su Palabra (Signs of the Times, 25-5-1882). 489
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