MUCHOS CASOS HAN SIDO REVELADOS.
Se me han presentado muchos casos, y mi alma ha enfermado y se ha llenado de asco al tener una vislumbre de sus vidas íntimas, a causa de la podredumbre del corazón de los seres humanos que profesan piedad y hablan de ser trasladados al cielo. Me he preguntado con frecuencia:
¿En quién puedo confiar? ¿Quién está libre de iniquidad?
(Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 256).
Estoy llena de horror cuando se me presenta la condición de las familias que profesan la verdad presente. El desenfreno de los jóvenes y aun de los niños es casi increíble. Los padres no saben que el vicio secreto está destruyendo y obliterando la imagen de Dios en sus hijos. Existen entre nosotros los pecados que caracterizaron a los sodomitas. Los padres son responsables porque no han educado a sus hijos para que amen y obedezcan a Dios. No los han restringido ni les han enseñado diligentemente el camino del Señor. Les han permitido que salgan y entren a su placer y que se asocien con la mundanalidad. Estas influencias mundanas que contrarrestan las enseñanzas y la autoridad paternas se encuentran grandemente en la así llamada buena sociedad. Por sus vestidos, su apariencia, sus diversiones, se rodean de una atmósfera que se opone a Cristo.
Nuestra única seguridad es mantenernos como un pueblo peculiar de Dios. No debemos ceder una pulgada a las costumbres y usos de esta era degenerada, sino mantenernos en independencia moral, sin comprometernos con sus prácticas corruptas e idólatras
(Testimonies, tomo 5, pág. 78).
HA DE INSTRUIRSE A LOS IGNORANTES.
No importa cuán elevada sea la profesión que haga una persona, 423 los que están dispuestos a entrar en complacencias con la concupiscencia de la carne no pueden ser cristianos. Como siervos de Cristo, su ocupación y meditaciones y placeres debieran consistir en cosas más excelentes. Muchos ignoran la pecaminosidad de estos hábitos y sus resultados seguros. Los tales deben ser instruidos.
(Appeal to Mothers, pág. 25).
UNO QUE PIDIÓ QUE SE ORARA POR SU CURACIÓN.
Mi esposo y yo una vez asistimos a una reunión donde se despertó nuestra simpatía por un hermano que estaba gravemente afectado de tisis. Era pálido y demacrado. Pidió las oraciones del pueblo de Dios. Dijo que su familia estaba enferma y que había perdido a un hijo. Habló con sentimiento de su duelo. Dijo que había estado esperando durante algún tiempo ver a los hermanos White. Había creído que si oraban por él, sería sanado. Después de que terminó la reunión, los hermanos nos llamaron la atención a este caso. Dijeron que la iglesia los estaba ayudando, que su esposa estaba enferma y su hijo había muerto. Los hermanos se habían reunido en su hogar y se habían unido en oración por la familia afligida. Estábamos muy cansados y teníamos la carga del trabajo sobre nosotros durante la reunión y queríamos que se nos excusara. Yo había resuelto no ocuparme en oración por nadie, a menos que el Espíritu del Señor se manifestara en el asunto. . . .
Esa noche nos postramos en oración y presentamos su caso delante del Señor. Suplicamos para que pudiéramos saber la voluntad de Dios acerca de él. Todo lo que deseábamos era que Dios pudiera ser glorificado. ¿Quería el Señor que oráramos por ese hombre afligido? Dejamos la carga con el Señor y nos retiramos a descansar. El caso de este hombre fue presentado claramente en un sueño. Su proceder desde su niñez en adelante me fue mostrado y que si orábamos, el Señor no nos oiría, pues él mantenía 424 la iniquidad en su corazón. A la mañana siguiente, el hombre vino para que oráramos por él. Lo llevamos aparte y le dijimos que lo sentíamos pero estábamos obligados a rehusar su pedido. Le conté mi sueño, que el reconoció como verdadero. Había practicado la masturbación desde su mocedad y la había continuado practicando durante su vida matrimonial, pero dijo que trataría de apartarse de ella. Este hombre tenía un hábito inveterado que vencer. Ya estaba en la edad madura de su vida. Sus principios morales estaban tan débiles que cuando entró en conflicto con esa complacencia inveterada fueron vencidos. . . .
He aquí un hombre que se degradaba diariamente y, sin embargo, se atrevía a ir a la presencia de Dios y pedir que le aumentara la fuerza que él había malgastado vilmente y que si se le concedía, la usaría en su concupiscencia. ¡Qué tolerancia tiene Dios! Si él tratara a los hombres de acuerdo con las corruptas sendas de ellos, ¿quién podría vivir ante su vista? ¿Qué hubiera sucedido si hubiéramos sido menos precavidos y hubiéramos presentado el caso de este hombre delante de Dios mientras practicaba la iniquidad, nos habría oído el Señor? ¿Habría contestado? "Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad" . . . Este no es un caso solitario. Aun la relación matrimonial no fue suficiente para preservar a este hombre de los hábitos corruptos de su juventud. Ojalá pudiera yo ser convencida de que son raros los casos como el que he presentado, pero sé que son frecuentes
(Testimonies, tomo 2, págs. 349-351).
UN SUICIDA.
El señor ----------- profesaba ser un consagrado seguidor de Cristo. Su salud estaba muy 425 débil. Nuestra simpatía se despertó en favor de él. . . .
Su caso me fue mostrado en visión. Vi que estaba engañado en cuanto a si mismo, que no disfrutaba del favor de Dios. Había practicado la masturbación hasta el punto de ser un mero despojo humano. Me fue mostrado que este vicio es una abominación a la vista de Dios. . . .
Había practicado esos hábitos por tanto tiempo, que parecía haber perdido el dominio propio. Era naturalmente inteligente, poseía habilidades más que comunes. Pero ¡cómo habían sido puestas bajo el dominio de Satanás y consumidas ante su altar todas sus facultades corporales y mentales!
Este hombre había llegado al punto de que parecía estar abandonado por Dios. Se iba a los bosques y pasaba días y noches en ayuno y oración para poder vencer ese gran pecado, y luego volvía a sus viejas prácticas. Dios no escuchaba sus oraciones. Pedía a Dios que hiciera para él lo que había estado en su poder hacer por sí mismo. Había hecho promesas a Dios vez tras vez, y frecuentemente había quebrantado sus votos y se había entregado a sus propias concupiscencias corruptas, hasta el punto de que Dios lo había dejado para que realizara su propia ruina. Ya ha muerto. Fue un suicida. La pureza del cielo nunca se malogrará con su compañía.
(Appeal to Mothers, págs. 24-28).
UNA EXHORTACIÓN A UNA HIJA CONSENTIDA.*
Su mente es impura. A Ud. se la alivió de las responsabilidades y el trabajo por completo durante demasiado tiempo. Los deberes del hogar habrían sido una de las más ricas bendiciones que podría haber recibido. El cansancio la hubiera perjudicado una 426 décima parte de lo que la han perjudicado sus pensamientos lascivos y su conducta. Ud. tiene ideas incorrectas en cuanto a la sociabilidad entre las niñas y los muchachos, y le ha sido muy atrayente estar en compañía de los muchachos. Ud. no es pura en su corazón y en su mente. Se ha hecho daño leyendo relatos de amor y romances y su mente ha sido fascinada con pensamientos impuros. Su imaginación se ha corrompido hasta el punto de que parece no tener poder para dominar sus pensamientos. Satanás la lleva cautiva a su placer. . . .
Su conducta no ha sido casta, modesta ni de buen nombre. No ha tenido el temor de Dios delante de sus ojos. Con tanta frecuencia ha disimulado a fin de realizar sus planes, que su conciencia ha quedado dañada. Mi querida niña, a menos que Ud. se detenga justamente donde está, con seguridad, la ruina está delante de Ud. Cese en sus ensueños, en su forjar de castillos. Detenga sus pensamientos de los canales de la necedad y la corrupción.
Ud. no puede tratarse con los jóvenes con seguridad. Una marea de tentación se levanta y surge en su pecho, teniendo la tendencia a desarraigar los principios, la virtud femenina y el verdadero recato. Si prosigue con su conducta voluntariosa y terca, ¿cuál será su suerte? . . . Ud. está en peligro, pues está justamente a punto de sacrificar sus intereses eternos ante el altar de la pasión. La pasión está obteniendo un dominio positivo de todo su ser, ¿una pasión de qué calidad? De una naturaleza baja y destructora. Al rendirse a ella, amargará la vida de sus padres, traerá vergüenza a sus hermanas, sacrificará su propio carácter y perderá su derecho al cielo y a la vida gloriosa e inmortal. ¿Está lista a hacer esto?...
Ud. es descocada. Le gustan los muchachos y le gusta hacerlos el tema de su conversación. "De la abundancia del corazón habla la 427 boca". Los hábitos se han hecho poderosos para dominarla y Ud. ha aprendido a engañar a otros a fin de realizar sus propósitos y cumplir sus deseos. No considero que su caso sea sin esperanza. Si así fuera, mi pluma no estaría trazando estas líneas. Con el poder de Dios, Ud. puede redimir el pasado....
Apártese de los muchachos. En su compañía, sus tentaciones se hacen graves y poderosas. Saque de su cabeza de niña la idea del casamiento. En ninguna forma Ud. está preparada para eso. Necesita años de experiencia antes de que esté calificada para entender los deberes y tomar las cargas de la vida matrimonial. Guarde positivamente sus pensamientos, sus pasiones y sus afectos. No los degrade para que sirvan a la concupiscencia. Elévelos a la pureza; dedíquelos a Dios.
Ud. puede convertirse en una niña prudente, recatada y virtuosa, pero no sin un esfuerzo ferviente. Debe velar, orar, meditar, investigar sus motivos y sus acciones. Analice detenidamente sus sentimientos y sus actos. En la presencia de su padre, ¿realizaría un acto impuro? No, ciertamente. Pero hace esto en la presencia de su Padre celestial que es tanto más exaltado, santo y puro. Sí, Ud. corrompe su propio cuerpo en la presencia de los ángeles puros y sin pecado y en la presencia de Cristo, y continúa haciéndolo sin tomar en cuenta la conciencia, ni la luz, ni las amonestaciones que le han sido dadas. Recuerde que hay un registro de todos sus actos. Tendrá que encontrarse otra vez con las cosas más secretas de su vida. . . .
Otra vez la amonesto como a quien tendrá que encontrarse con estas líneas en aquel día cuando será decidido el caso de cada uno. Ríndase a Cristo sin demora. Solamente él, por el poder de su gracia, puede redimirla de la ruina. Solamente él puede curar sus facultades morales y mentales. Su corazón 428 puede arder con el amor de Dios; su entendimiento puede ser claro y maduro; su conciencia iluminada, despertada y pura; su voluntad enderezada y santificada sometida al dominio del Espíritu de Dios. Ud. puede hacer de sí lo que elija. Si Ud. ahora cambia de frente, cesa de hacer el mal y aprende a hacer el bien, ciertamente será entonces feliz: tendrá buen éxito en las batallas de la vida y se elevará a la gloria y el honor en la vida mejor. "Escogeos hoy a quien sirváis"
(Testimonies, tomo 2, págs. 559-565).
SATANÁS TRABAJA MIENTRAS LOS PADRES DUERMEN.
Esta es una era disoluta. Los niñitos y las niñitas comienzan a cortejarse mutuamente cuando debieran estar ambos en el jardín de infantes, recibiendo lecciones de recato en la conducta. ¿Cuál es el efecto de este trato tan libre? ¿Aumenta la castidad en la juventud que así se reúne? ¡No, ciertamente! Aumenta las primeras pasiones concupiscentes. Después de tales reuniones, los jóvenes están enloquecidos por el diablo y se entregan a sus viles prácticas.
Los padres duermen y no saben que Satanás ha plantado su bandera infernal en su propio hogar. Fui inducida a preguntar, ¿qué llegará a ser de la juventud en esta era corrupta? Repito, los padres están durmiendo. Los hijos están infatuados con un sentimentalismo enfermizo y la verdad no tiene poder para corregir lo equivocado. ¿Qué se puede hacer para detener la marea del mal? Los padres pueden hacer mucho si así lo determinan.
Si una jovencita que acaba de entrar en la adolescencia es molestada con las familiaridades de un muchacho de su propia edad, o mayor, debiera enseñársele a manifestar su repudio de tal modo que no se repitan tales familiaridades. Cuando los muchachos o jóvenes buscan con frecuencia la compañía de una niña, algo anda mal. Esa niña necesita 429 que una madre le muestre su lugar, que la reprima y le enseñe lo que corresponde a una niña de su edad.
Ha hecho su obra perniciosa la doctrina corruptora prevaleciente de que, desde el punto de vista de la salud, los sexos deben entremezclarse. Cuando los padres y tutores manifiesten una décima parte de la astucia que posee Satanás, entonces esta asociación de los sexos podrá ser casi inofensiva. Tal como es, Satanás tiene un éxito pleno en sus esfuerzos para cautivar la mente de los jóvenes y la asociación de muchachos y niñas tan sólo la aumenta veinte veces más. (Id., págs. 482, 483).
EL CUADRO NO ES EXAGERADO.
No os engañéis a vosotros mismos con la creencia de que, después de todo, este asunto se presenta delante de vosotros en forma exagerada. No he cargado la tinta al cuadro. He declarado hechos que soportarán la prueba del juicio. ¡Despertad! ¡Despertad! Os ruego antes de que sea demasiado tarde para corregir los males, y perezcáis con vuestros hijos en la ruina general. Emprended la solemne obra y procurad la ayuda de cada rayo de luz que podáis reunir que ha brillado sobre vuestra senda y que no habéis apreciado. Y, juntamente con la ayuda de la luz que ahora brilla, comenzad una investigación de vuestra vida y carácter como si estuvierais delante del tribunal de Dios (Id., pág. 401).
A menos que los padres se despierten, no hay esperanza para sus hijos.
(Id., pág. 406). 430
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