lunes, 14 de mayo de 2012

(VI) LECCIONES DE VIRTUDES PRÁCTICAS: 23. “Abnegación, Generosidad Y Previsión”


Lecciones necesarias para cada hogar.
En todo hogar, deben enseñarse lecciones de abnegación. Padres y madres, enseñad a vuestros hijos a economizar. Animadles a ahorrar sus centavos para la obra misionera. Jesús es nuestro ejemplo. Por amor de nosotros se hizo pobre, para que por su pobreza fuésemos enriquecidos. Enseñó que todos deben unirse en amor para trabajar como él trabajó, para sacrificarse como él se sacrificó, para amar como hijos de Dios (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 349).

Aprended la lección de abnegación y enseñadla a vuestros hijos. Se necesita ahora todo lo que se pueda ahorrar para la obra que ha de hacerse. Hay que aliviar al que sufre, vestir al desnudo, alimentar al hambriento; hay que hablar de la verdad para este tiempo a los que no la conocen (Mensajes para los Jóvenes, pág. 312).

El hábito de sacrificarse.
Por precepto y ejemplo enseñad la abnegación, la economía, la generosidad y la dependencia propia. Todo aquel que posea un carácter firme estará capacitado para hacer frente a las dificultades y pronto para seguir un "Así dice Jehová". Los hombres no están preparados para comprender su obligación para con Dios hasta no haber aprendido en la escuela de Cristo a llevar su yugo de restricción y obediencia. El sacrificio es el comienzo mismo de nuestra obra de hacer progresar la verdad y de establecer instituciones. Es una parte esencial de la educación. El sacrificio debe llegar a ser habitual en toda la formación de nuestro carácter en esta vida si queremos tener un edificio no hecho con  manos, eterno, en los cielos (Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 472, 473).

La caja de la abnegación.
Hay que educar a los niños para que sean abnegados. Una vez, cuando hablaba en Nashville, el Señor me iluminó respecto de este asunto. Me impresionó con gran fuerza con la idea de que en cada hogar debería haber una caja de la abnegación y que habría que enseñar a los niños a colocar en esa caja sus monedas que de otro modo gastarían en dulces y en otras cosas innecesarias. . . . Descubriréis que a medida que los niños colocan sus monedas en esas cajas, obtendrán una gran bendición. . . . Cada miembro de la familia, desde el más viejo al más joven, debería practicar la abnegación (Review and Herald, 22-6-1905).

Los niños no deberían ser el centro de atracción.
Los niños de 2 a 4 años no deberían ser inducidos a creer que deben tener todo lo que pidan. Los padres deberían enseñarles lecciones de abnegación y nunca tratarlos de modo que piensen que son el centro, y que todas las cosas giran alrededor de ellos. 

Muchos niños han heredado el egoísmo de sus padres, pero los padres deberían procurar desarraigar de su naturaleza cada fibra de esta tendencia. Cristo expresó diversos reproches a los que eran codiciosos y egoístas. Los padres, a la primera manifestación de egoísmo, sea en su presencia o cuando están con otros niños, deberían procurar restringir y desarraigar esos rasgos del carácter de sus hijos (Signs of the Times, 13-8-1896).

Algunos padres dedican mucho tiempo y atención a jugar con sus hijos; pero los niños deben aprender a jugar solos, a ejercitar su ingenio habilidad. De este modo sabrán contentarse con placeres sencillos. Debe enseñárseles a soportar valientemente sus pequeños desengaños y pruebas. En vez de hacerles reparar en el menor dolorcillo, distráigaseles la atención y enséñeseles a pasar por alto leves contratiempos y penas (El Ministerio de Curación pág. 302).

La gracia del desprendimiento.
Una de las características que debería ser fomentada y cultivada en todo niño es el olvido de sí mismo que imparte a la vida una gracia inconsciente. De todas las excelencias del carácter, ésta es una de las más hermosas, y para toda obra verdadera de la vida es uno de los requisitos más esenciales (La Educación, pág. 232).

Estúdiese para aprender a enseñar a los niños a ser serviciales. Los jóvenes deben acostumbrarse desde temprano a la sumisión, a la abnegación y a la consideración de la felicidad ajena. Debe enseñárseles a subyugar el temperamento impulsivo, a retener la palabra apasionada, a manifestar invariablemente bondad, cortesía y dominio propio (Consejos para los Maestros, pág. 95).

¡Con cuánto cuidado deberían dirigir los padres a sus hijos a fin de contrarrestar toda inclinación al egoísmo! Continuamente deberían sugerir nuevas maneras por las cuales sus hijos pueden ser considerados con otros y aprender a hacer cosas por sus padres y madres, quienes lo hacen todo por ellos (Signs of the Times, 13-8-1896).

(La Conducción del Niño de E.G. de White)

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