martes, 24 de enero de 2012

(V) OTRAS LECCIONES BÁSICAS: 16. “Los Principios de la Salud”


Comiéncese precozmente la educación de la salud.
El Creador del hombre ha preparado la maquinaria viviente de nuestros cuerpos. Cada función ha sido dispuesta admirable y sabiamente. Y Dios ha prometido mantener esta maquinaria humana trabajando saludablemente si el instrumento humano obedece sus leyes y colabora con Dios. . . . Podemos contemplar y admirar la obra de Dios en el mundo natural, pero el cuerpo humano es lo más maravilloso.
Desde los primeros asomos de razón, la mente humana debería aprender a conocer el organismo humano. En esto Jehová ha dado una muestra de sí mismo, porque el hombre fue hecho a la imagen de Dios (Medical Ministry, pág, 221).
Lo primero que deberían aprender los niños es conocerse a sí mismos y cómo mantener su cuerpo sano (Testimonies, tomo 3, pág. 142).

Lecciones de primera importancia.
En la educación de los primeros años, muchos padres y maestros fallan en comprender que necesitan prestar la mayor atención a la constitución física del niño a fin de asegurar las mejores condiciones para el desarrollo del cuerpo y del cerebro (Health Reformer, diciembre de 1872).
La felicidad futura de vuestras familias y el bienestar de la sociedad dependen mayormente de la educación física y moral que reciban vuestros hijos en los primeros años de su vida (Fundamentals of Christian Education, pág. 156).

Los padres deben comprender y enseñar fisiología.
Si los padres mismos obtuvieran conocimientos y sintieran la importancia de utilizarlos prácticamente en la educación de sus hijos, veríamos un  cambio en las actitudes de los jóvenes y los niños. Los niños necesitan recibir instrucción concerniente a su cuerpo. Hay tan sólo pocos jóvenes que poseen un conocimiento definido de los misterios de la vida humana. Conocen poquísimo de la maquinaria viviente. David dijo: "Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido formado".
Enseñad a vuestros hijos a estudiar partiendo de las causas para llegar a los efectos; demostradles que si violan las leyes que rigen su ser; deben pagar la culpa sufriendo la enfermedad. No os desaniméis si no veis una mejoría a raíz del esfuerzo que realizáis; instruid pacientemente, línea sobre línea, precepto sobre precepto, un poquito aquí y un poquito allá. . . . Continuad hasta que ganéis la victoria. Proseguid enseñando a vuestros hijos con respecto a su propio cuerpo y la manera de cuidarlo. El descuido acerca de la salud del cuerpo tiende a provocar el descuido en el carácter moral (Testimonies, torno 2, págs. 536, 537).

La vida saludable debería ser una preocupación familiar.
La vida saludable debe convertirse en una preocupación familiar. Los padres deberían despertar a la comprensión de las responsabilidades que Dios les ha dado. Estudien los principios de la reforma pro salud y enseñen a sus hijos que la senda de la abnegación es el único camino que conduce a la seguridad. La masa de los habitantes del mundo, por su descuido de las leyes físicas, está destruyendo su capacidad de dominio propio y se está incapacitando para apreciar las realidades eternas. Ignorando voluntariamente la estructura de su organismo, conducen a sus hijos por los caminos de la complacencia, preparando de esta manera el camino para que sufran la penalidad de la transgresión de las leyes de la naturaleza (Id., tomo 6, pág. 370).

Dése preparación física.
Es mucho más fácil dar la preparación física, el desarrollo del cuerpo, que impartir la preparación espiritual. La pieza de los niños, el terreno de juego, el taller, la siembra de la semilla y la recolección de la mies, todas estas cosas proporcionan educación física. En circunstancias ordinariamente favorables, el niño adquiere naturalmente vigor saludable, y el debido desarrollo de su organismo. Sin embargo, aun en las cosas físicas, debe educárselo cuidadosamente (Consejos para los maestros. pág. 84).

La obediencia a las leyes de la naturaleza proporciona salud y felicidad.
Nuestros hijos deberían recibir instrucción para que conozcan su organismo físico. A una edad temprana, mediante una instrucción paciente, pueden llegar a comprender que deben obedecer las leyes que gobiernan su ser si quieren estar libres del dolor y la enfermedad. Deberían comprender que sus vidas no pueden ser útiles si quedan inválidos por la enfermedades a causa de su desobediencia de las leyes de la naturaleza (Health Reformer, diciembre de 1872).


(La Conducción del Niño de E.G. de White)

(V) OTRAS LECCIONES BÁSICAS: 15. “Cuidado en el Manejo de la Propiedad”


Reprimid las tendencias destructivas.
La educación debe ser completa y uniforme. Cada madre necesita ser diligente. No debe permitir que ninguna cosa desvíe su mente. No debe permitir que sus hijos sigan su voluntad no educada en el manejo de las cosas que pertenecen al hogar. Debería enseñárseles que no deben mantener la casa en perpetuo desorden al utilizar sus objetos para su propia diversión. Madres, enseñad a vuestros hijos desde sus primeros años que las cosas de la casa no son para su entretenimiento. Mediante esas cosas pequeñas se enseña el orden. No importa cuánto alboroto haga el niño, no permitáis que el instinto de destrucción, que se manifiesta mayormente durante la infancia, se fortalezca y sea cultivado. Dios dice: "Harás", y "no harás". Sin perder la paciencia, pero con decisión, los padres deben decir a sus hijos: no, y mantener lo que han dicho.
Deben rehusar con firmeza permitir que los niños manejen libremente todos los objetos y los dejen esparcidos por el suelo. Los que permiten que un niño manifieste esa conducta, están haciendo un gran mal. Puede no ser un niño malo, pero su educación lo está tornando muy molesto y destructivo (Manuscrito 64, 1899).

Enséñese a respetar la propiedad ajena.
Algunos padres permiten que sus hijos sean destructores, que utilicen como juguetes objetos que no tienen derecho de tocar. Debería enseñárseles a los niños que no deben manejar las pertenencias de los demás. Para bienestar y felicidad de la familia, deben aprender a observar las reglas de la propiedad. Los niños no  son más felices cuando se les permite manejar todo lo que ven. Si no se los educa para que sean cuidadosos, crecerán con rasgos de carácter desagradables y destructivos (Signs of the Times, 25-9-1901).

Juguetes fuertes y Durables.
No les deis a los niños juguetes que se rompan fácilmente. Hacer esto es enseñarles lecciones en el arte de destruir. Dénseles juguetes que sean fuertes y durables. Estas sugestiones, por insignificantes que parezcan, representan mucho en la educación del niño (Consejos para los Maestros, pág. 95).


(La Conducción del Niño de E.G. de White)

(V) OTRAS LECCIONES BÁSICAS: 14. “Tranquilidad, Respeto Y Reverencia”


Reprímanse los ruidos indebidos y el alboroto.
Una madre no debe permitir que su mente permanezca ocupada con demasiadas cosas. . . . Con la mayor diligencia y la más estrecha vigilancia debe cuidar a los pequeños que, si se les permite, llevarán a cabo todo impulso emanado de la abundancia de sus corazones inexpertos e ignorantes. En la exuberancia de su espíritu, harán ruido y alboroto en el hogar. Esto debería impedirse. Los niños pueden ser muy felices si se los educa para que no hagan esas cosas. Debe enseñárseles que cuando llegan visitas, deben comportarse con tranquilidad y respeto (Manuscrito 64, 1899).
La tranquilidad debe reinar en el hogar.

Padres y madres, . . . enseñad a vuestros hijos que deben subordinarse a la ley. No les permitáis pensar que porque son niños, tienen el privilegio de hacer todo el ruido que les plazca en el hogar. Deben establecerse normas sabias y ponerse en vigencia para que la belleza de la vida del hogar no sea malograda (Signs of the Times, 25-9-1901).
Los padres les hacen mucho daño a sus hijos cuando les permiten gritar y llorar. No debería permitírseles ser descuidados y turbulentos. Si no se corrigen a edad temprana estos rasgos objetables de carácter, los niños los conservarán, desarrollados y fortalecidos, en la vida religiosa y en la de los negocios. Los niños pueden ser muy felices aunque se les enseñe a comportarse con sosiego en la casa (Ibid.).

Enséñese a respetar el juicio experimentado.
Se les debe enseñar a los niños a respetar el juicio experimentado. Se los debe educar de tal manera que   su mente esté unida con la de sus padres y maestros, e instruirlos de manera que puedan ver cuán propio es escuchar su consejo. Entonces, cuando se aparten de la mano guiadora, su carácter no será como el juicio que tiembla al soplo del viento (Consejos para los Maestros, pág. 60).

La indiferencia de los padres estimula la falta de respeto.
Si a los niños se les permite la falta de respeto en sus propios hogares, la desobediencia, la ingratitud y el mal humor, el pecado está a la puerta de sus padres (Carta 104, 1897).
La madre . . . debe gobernar sabiamente su casa, en la dignidad de su maternidad. Su influencia en el hogar ha de ser suprema; su palabra, ley. Si ella es cristiana, bajo la dirección de Dios, conquistará el respeto de sus hijos. Decid a vuestros hijos exactamente lo que requerís de ellos (Consejos para los Maestros, pág. 86).
Cuando los padres no mantienen su autoridad entonces cuando los niños vayan a la escuela, no tendrán respeto por los maestros o los principios de la escuela. En el hogar no les enseñaron la reverencia y el respeto que deberían tener. El padre y la madre estuvieron al mismo nivel que los hijos (Manuscrito 14, 1894).

Resultados de la impertinencia no dominada.
Manifestad respeto por vuestros hijos, y no les permitáis hablar ninguna palabra irrespetuosa acerca de vosotros (Manuscrito 114, 1903).
Una actitud sabia de los jóvenes. El joven que tiene padres y que considera su deber velar por ellos, y si no tiene padres, considera a sus guardianes o a las personas con quienes vive como sus consejeros, como sus consoladores, y en cierto sentido como sus orientadores, y que se ciñe a los reglamentos que imperan en su hogar, es un joven 91 sabio y que puede proporcionar mucha bendición (Testimonies, tomo 2, pág. 308).

Debe fomentarse cuidadosamente la reverencia.
La reverencia, . . . es una gracia que debe cultivarse con cuidado. A todo niño se lo debe enseñar a manifestar verdadera reverencia hacia Dios (Profetas y Reyes, pág. 178).
El Señor desea que comprendamos que debemos colocar a nuestros hijos en la correcta relación con el mundo, la iglesia y la familia. Su relación con la familia es el primer punto a considerarse. Enseñémosles a ser corteses unos con otros, y corteses con Dios. "¿Qué quiere decir Ud. -podéis preguntar- al afirmar que deberíamos ser corteses con Dios?" Quiero decir que hay que enseñarles a reverenciar a nuestro Padre celestial y a apreciar el sacrificio grande e infinito que Cristo realizó por nosotros. . . . Los padres y los hijos deben mantener una relación con Dios tan estrecha que los ángeles celestiales puedan comunicarse con ellos. Estos mensajeros celestiales son excluidos de más de un hogar donde abundan la iniquidad y la descortesía con Dios. Captemos de su Palabra el espíritu del cielo y traigámoslo a nuestra vida aquí en la tierra (Manuscrito 100, 1902).

Cómo enseñar reverencia.
Los padres de familia pueden y deben interesar a sus hijos en los variados conocimientos que se encuentran en las Sagradas Páginas. Pero si quieren interesar a sus hijos e hijas en la Palabra de Dios, ellos mismos deben sentir interés por ella. Deben familiarizarse con sus enseñanzas, y así como Dios le ordenó a Israel, hablar de ellas, "ora sentado en tu casa, o andando por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes" (Deut. 11: 19). Los que quieran que sus hijos amen y reverencien a Dios, deben hablar de su bondad, majestad y poder según se revelan en su Palabra  y en las obras de la creación (Patriarcas y Profetas. págs. 537, 538).

La reverencia se manifiesta mediante la obediencia.
Muéstrese a los niños que la verdadera reverencia se revela por la obediencia. Dios no ha ordenado nada que no sea esencial, y no hay otra manera de manifestarle reverencia tan agradable fuera de la obediencia a lo que él dijo (Consejos para los Maestros, pág. 86).


(La Conducción del Niño de E.G. de White)