viernes, 10 de noviembre de 2017
domingo, 27 de agosto de 2017
COMENTARIO DE LA FE DE JESÚS CON ALEJANDRO BULLÓN. Introducción, Dios Existe, La Biblia Enseña, Como Hablar Con Dios, Jesús Volverá, El Secreto del Perdón, El Camino de La Victoria, Cómo Ser Salvo, Cuando Volverá Jesús, Las Reglas de Dios, El Día de Descanso, Una Sociedad Con Dios, Como Entender La Muerte, Cómo Funciona El Juicio de Dios, Dios Aún Habla, Entregarlo Todo.
viernes, 28 de julio de 2017
jueves, 6 de julio de 2017
APOCALIPSIS CON HUMBERTO TREIYER. TEMAS: “Jesús El Revelador de Los Profundos Misterios de Dios”, “Los Sorprendentes Misterios De Las Siete Iglesias”, “El Misterio Encerrado En El Libro Sellado Con Siete Sellos”, “El Misterioso Sonar De Las Siete Trompetas”, “El Cautivante Misterio Del Dragón Bermejo Y La Mujer Vestida Del Sol”, “Los Misteriosos Disfraces Del Dragón De Las Siete Cabezas”, El Misterio De Los Misterios: “El Luctuoso Ocaso De La Gran Babilonia”, “El Doble Misterio De Las Siete Plagas Y El Milenio”, “La Consoladora Revelación De Las Eternas Glorias Venideras”.
viernes, 30 de junio de 2017
ENCUENTRO DE PADRES (Desarrollo Moral De Los Hijos) Con La Psicóloga y Educadora: Donna Habenicht DESCRIPCION: Estos Videos De La Presente Serie De La Educación De Los Hijos. Comprende 12 Capítulos “Lo Más Importante” “Carácter y Dominio Propio” “Dominio Propio Y Consciencia” “Entrenamiento Para El Carácter: Rutinas Y Consecuencias” “Amor y Obediencia” “Empatía Socialización (Interacciones) Carácter” “Desarrollo Moral y Carácter” “Principios De Enseñanza A Niños de 6-12 Años” “Principios de Entrenamiento” “Principios de Corrección” “Preparando A Nuestros Hijos Para La Adolescencia” “La Adolescencia”
martes, 9 de mayo de 2017
XIII. IMPORTANCIA FUNDAMENTAL DEL DESARROLLO FISICO. 60. CONOCIMIENTO Y OBEDIENCIA DE LAS LEYES DE LA VIDA.
MARAVILLAS DEL CUERPO
HUMANO.
Somos hechura de Dios
y su Palabra declara que somos "asombrosa y maravillosamente"
formados. Ha preparado esta habitación
viviente para la mente; la ha "entretejido maestramente" como un
templo que el Señor mismo ha preparado para la morada de su Espíritu Santo. La
mente rige a todo el hombre. Todos nuestros
hechos, buenos o malos, tienen su origen en la mente. Es ella la que adora a Dios y nos une con los
seres celestiales. Sin embargo, muchos
pasan toda su vida sin adquirir inteligencia en cuanto al estuche [el cuerpo
humano] que contiene este tesoro.
Todos los órganos
físicos son los siervos de la mente y los nervios los mensajeros que transmiten
sus órdenes a cada parte del cuerpo guiando los movimientos de la maquinaria
viviente (Fundamentals of Christian Education, 425, 426).
Al estudiarse el
mecanismo del cuerpo, se debería dirigir la atención a su maravillosa
adaptación de los medios al fin, a la armoniosa acción y dependencia de los
diferentes órganos. Una vez que se ha
despertado el interés del estudiante y se le ha hecho ver la importancia de la
cultura física, el maestro puede hacer mucho para obtener el debido desarrollo
y hábitos correctos.
(La Educación, pág. 194).
HA DE PRESERVARSE LA
SALUD.
Puesto que la mente y
el alma hallan expresión por medio del cuerpo, tanto el vigor mental como el
espiritual dependen en gran parte de la fuerza y la actividad físicas; todo lo
que promueva la salud física, promueve el desarrollo de una mente fuerte y un
carácter equilibrado. Sin salud, nadie
puede comprender distintamente ni cumplir completamente sus obligaciones para
consigo 339 mismo, con sus semejantes o con su Creador. Debiera cuidarse por lo tanto tan fielmente
la salud como el carácter. El
conocimiento de la fisiología y de la higiene debería ser la base de todo
esfuerzo educativo (Id., pág. 191).
MUCHOS NO ESTÁN
DISPUESTOS A ESTUDIAR LAS LEYES DE LA SALUD.
Muchos no están
dispuestos a realizar un esfuerzo necesario para obtener un conocimiento de las
leyes de la vida y de los medios sencillos que se deben emplear para la
restauración de la salud. No se colocan
en la debida relación con la vida.
Cuando la enfermedad es el resultado de su transgresión de las leyes
naturales, no procuran corregir sus errores y luego piden la bendición de Dios. (Christian Temperance and Bible Hygiene, págs. 112, 113).
Debiéramos educarnos
no sólo para vivir en armonía con las leyes de la salud, sino para enseñar a
otros el camino mejor. Muchos, aun entre
los que profesan creer las verdades especiales para este tiempo, están en una
ignorancia lamentable respecto a la salud y a la temperancia.
Necesitan ser educados, línea sobre línea,
precepto sobre precepto. El tema debe
ser mantenido fresco delante de ellos.
Este asunto no debe ser pasado por alto como no esencial, pues casi cada
familia necesita ser alertada en cuanto a esta cuestión. Debe despertarse la conciencia al deber de
practicar los principios de la verdadera reforma (Id., pág. 117).
Se debería prestar
mucho mayor atención de la que comúnmente se concede a los principios de
higiene que se aplican al régimen alimentario, al ejercicio, al cuidado de los
niños, al tratamiento de los enfermos, y a muchos asuntos semejantes.
(La
Educación, págs. 192, 193).
ESTUDIAR MEDIDAS
PREVENTIVAS.
Poca, muy poca
consideración se da a las causas que determinan la 340 mortandad, la enfermedad
y la degeneración, que existe hoy aun en los países más civilizados y
favorecidos. La raza humana está
decayendo.... La mayor parte de los males que acarrean miseria y ruina a la
raza humana podrían evitarse, y el poder de luchar contra ellos descansa en
sumo grado en los padres.
(El Ministerio de Curación, pág. 294).
ENSEÑAD A LOS NIÑOS A
RAZONAR DE CAUSA A EFECTO.
Enseñad a vuestros
hijos a razonar de causa a efecto.
Mostradles que si violan las leyes de su ser, tendrán que pagar la
penalidad en sufrimientos. Si no podéis
ver progresos tan rápidos como deseáis, no los desalentéis, sino instruidlos
pacientemente y seguid adelante hasta ganar la victoria.
(Consejos para los
Maestros, pág. 97).
Los que estudian y
practican los principios del sano vivir, recibirán grandes bendiciones tanto
física como espiritualmente. El
comprender la filosofía de la salud es una salvaguardia contra muchos de los
males que van de continuo en aumento (Id., pág. 106).
HACED QUE LA
INSTRUCCIÓN SEA PROGRESIVA.
Mediante lecciones
sencillas y fáciles se deberían enseñar desde sus primeros años a los niños los
rudimentos de la fisiología y la higiene.
Esta obra debería empezar por la madre en el hogar y continuar fielmente
en la escuela. A medida que la edad de
los alumnos aumenta, se debería seguir instruyéndolos en este ramo, hasta que
estén capacitados para cuidar de la casa en la cual viven.
Deberían comprender la importancia que tiene
el evitar las enfermedades mediante el mantenimiento del vigor de cada órgano,
y también se les debería enseñar cómo deben desempeñarse en caso de
enfermedades comunes y de accidentes (La Educación, pág. 192).
NO ES SUFICIENTE EL
CONOCIMIENTO DE LOS HECHOS.
El estudiante de
fisiología debería aprender que el 341 objeto de su estudio no es meramente la
obtención de un conocimiento de hechos y principios. Este sólo daría poco beneficio. Puede ser que comprenda la importancia de la
ventilación; su pieza puede tener aire puro, pero a menos que llene debidamente
sus pulmones, sufrirá los resultados de una respiración imperfecta. Debe comprenderse, pues, la necesidad de la
limpieza, y proveerse las facilidades necesarias, pero todo será inútil a menos
que sea puesto en práctica. El gran
requisito en la enseñanza de estos principios, es impresionar al alumno con su
importancia, de modo que los ponga escrupulosamente en práctica (Id., pág 196).
ES NECESARIO UN
CONOCIMIENTO DE LAS LEYES DE LA NATURALEZA.
En el estudio de la
fisiología, no se incluyen por lo general algunos asuntos que deberían
considerarse, asuntos que son de mayor valor para el estudiante que muchos de
los detalles técnicos comúnmente enseñados bajo ese título. Como principio fundamental de toda la
educación correspondiente a este ramo, se debería enseñar a los jóvenes que las
leyes de la naturaleza son las leyes de Dios, tan ciertamente divinas como los
preceptos del Decálogo. Dios ha escrito
en cada nervio, músculo y fibra del cuerpo las leyes que gobiernan nuestro
organismo. Toda violación descuidada o premeditada de estas leyes es un pecado
contra nuestro Creador. ¡Cuán necesario es, pues, que se imparta un
conocimiento completo de estas leyes! (Id., pág. 192).
REGULARIDAD AL COMER
Y DORMIR.
No se debería pasar
por alto la importancia de la regularidad de las horas para comer y
dormir. Puesto que la obra de reparar el
cuerpo se efectúa durante las horas de descanso, es esencial, especialmente,
para los jóvenes, que el sueño sea metódico y abundante (Id., pág. 201). 342
Al regular las horas
de sueño, no deben dejarse las cosas libradas al azar. Los estudiantes no deben adquirir el hábito
de estudiar a medianoche y dedicar las horas del día para dormir. Si se han acostumbrado a hacer esto en casa,
deben corregirse yendo a la cama a una hora razonable.
Se levantarán entonces por la mañana,
refrigerados para los deberes del día.
(Consejos para los Maestros, pág. 226).
INSÍSTASE EN
CORRECTOS HÁBITOS DE SALUD.
Debe insistirse en
los debidos hábitos respecto al comer, al beber y al vestir. Los malos hábitos hacen a los jóvenes menos
susceptibles a la instrucción bíblica.
Los niños deben ser protegidos contra la complacencia del apetito, y
especialmente contra el uso de estimulantes y narcóticos. Las mesas de los padres cristianos no deben
cargarse con alimentos que contengan condimentos y especias. (Id., pág. 97).
No hemos de consentir
en ningún hábito que debilite la fortaleza física y mental o deteriore nuestras
facultades en alguna forma. Hemos de
hacer todo lo que podemos para preservar la salud, a fin de que podamos tener
dulzura de carácter, claridad mental y podamos distinguir entre lo sagrado y lo
común y honrar a Dios en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu que son suyos.
(Youth's Intructor, 24-8-1893).
LA IMPORTANCIA DE LA
POSTURA CORRECTA.
Entre las primeras
cosas que se debería tratar de lograr, figura la postura correcta, tanto cuando
se está sentado como de pie. Dios hizo
al hombre erguido y desea que posea no sólo beneficio físico, sino mental y
moral; la gracia, la dignidad, el aplomo, el valor y la confianza en sí mismo
que tiende a producir un porte erguido.
Enseñe esto el maestro por precepto y por ejemplo. Muéstrese en qué
consiste una postura 343 erguida e insístase en que se mantenga. (La Educación,
pág. 194).
LA RESPIRACIÓN Y LA
CULTURA VOCAL.
Siguen en importancia
a la postura correcta la respiración y la cultura vocal. Es más probable que respire correctamente
aquel que se mantiene erguido cuando está sentado o de pie. Pero el maestro debería inculcar en los
alumnos la importancia de la respiración profunda. Muéstrese cómo la acción sana de los órganos
respiratorios, que ayuda a la circulación de la sangre, vigoriza todo el
organismo, excita el apetito, promueve la digestión, produce un sueño sano y
dulce y de ese modo no sólo hace descansar el cuerpo, sino que calma y suaviza
la mente. Al mismo tiempo que se muestra
la importancia de la respiración profunda, debería insistirse en que se la
practique. Háganse ejercicios que la provoquen y al mismo tiempo trátese de
formar el hábito.
La cultura de la voz
tiene una parte importante en la cultura física, puesto que tiende a dilatar y
fortalecer los pulmones, y así aleja la enfermedad. Para conseguir una formación correcta tanto
en la lectura como en la conversación, cuídese de que los músculos abdominales
tengan libertad de movimientos al respirar y que los órganos respiratorios no
estén oprimidos. La tensión debería
recaer sobre los músculos del abdomen más bien que sobre los de la
garganta. De ese modo se evitará un gran
cansancio y una grave enfermedad a la garganta.
Debe darse cuidadosa atención al logro de una articulación distinta,
tonos suaves y bien modulados y una pronunciación no muy rápida. Esto no sólo estimulará la salud sino que
contribuirá en gran medida a que sea más agradable y eficaz el trabajo del
estudiante (Id., págs. 194, 195).
TRES FACTORES
ESENCIALES PARA LA FELICIDAD DE LA FAMILIA.
En el estudio de la
higiene, el maestro atento 344 aprovechará toda oportunidad para mostrar la
necesidad de una perfecta limpieza, tanto de las costumbres personales como del
ambiente en que uno vive. Debería darse
énfasis al valor del baño diario como estimulante para la salud y la acción
mental. También debería prestarse
atención a la luz solar y a la ventilación, a la higiene del dormitorio y de la
cocina. Enséñese a los alumnos que un
dormitorio que reúna todas las condiciones higiénicas, una cocina limpia y una
mesa arreglada con gusto y saludablemente provista lograrán más para la
obtención de la felicidad de la familia y la consideración de cualquier
visitante sensato, que cualquier conjunto de muebles costosos que adornen la
sala. No es menos necesaria ahora que
cuando fue enseñada hace mil ochocientos años, por el Maestro divino, la
lección: "La vida más es que la comida, y el cuerpo que el vestido"
(Id., págs. 195, 196).
PROCURAD COMPRENDER
LOS REMEDIOS DE LA NATURALEZA.
El aire puro, el sol,
la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen alimentario conveniente,
el agua y la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios. Todos debieran conocer los agentes que la
naturaleza provee como remedios, y saber aplicarlos. Es de suma importancia darse cuenta exacta de
los principios implicados en el tratamiento de los enfermos, y recibir una
instrucción práctica que le habilite a uno para hacer uso correcto de estos
conocimientos.
El empleo de los
remedios naturales requiere más cuidados y esfuerzos de lo que muchos quieren
prestar. El proceso natural de curación
y reconstitución es gradual y les parece lento a los impacientes. El renunciar a la satisfacción dañina de los
apetitos impone sacrificios. Pero al fin
se verá que, si no se le pone trabas, la naturaleza desempeña su obra con
acierto y los que perseveren en la obediencia a sus 345 leyes encontrarán
recompensa en la salud del cuerpo y del espíritu (El Ministerio de Curación,
pág. 89).
UN CÓDIGO ABARCANTE.
En lo que atañe a lo
que podemos hacer por nosotros mismos, hay un punto que requiere cuidadosa y
meditada consideración. Debo conocerme a
mí mismo. Siempre debo aprender la forma
de cuidar de este edificio, el cuerpo que Dios me ha dado, para que pueda
preservarlo en la mejor condición de salud.
Debo comer aquellas cosas que serán para mi mejor bien físico, y debo
cuidar especialmente mi ropa de modo que favorezca una saludable circulación de
la sangre. No debo privarme del
ejercicio y del aire. Debo recibir toda
la luz solar que me sea posible. Debo
tener sabiduría para ser un fiel guardián de mi cuerpo.
Haría una insensatez
muy grande si entrara en una habitación fría habiendo transpirado; sería un
mayordomo insensato si me sentara en una corriente de aire, y así me expusiera
a resfriarme. Sería insensato si me sentara
con los pies y los miembros fríos y así congestionara el cerebro y los otros
órganos internos con la sangre de las extremidades. Siempre debiera proteger mis pies en tiempo
húmedo. Debiera comer regularmente de
los alimentos más saludables que me proporcionarán la mejor calidad de sangre,
y no debiera trabajar con intemperancia, si es que puedo evitarlo. Y cuando viole las leyes que Dios ha
establecido en mi ser, debo arrepentirme y reformarme, y colocarme en la
condición más favorable bajo el cuidado de los médicos que Dios ha provisto: el
aire puro, el agua pura y la preciosa y curativa luz solar (Medical Ministry,
pág. 230).
SOMOS INDIVIDUALMENTE
RESPONSABLES ANTE DIOS. Nuestro cuerpo es
propiedad de Cristo, comprada por él mismo, y no es lícito hacer de ese cuerpo
lo que nos plazca. Cuantos entienden las
leyes de la salud, implantadas en ellos por Dios, deben sentirse obligados 346
a obedecerlas.
La obediencia a las leyes
de la higiene es una obligación personal.
A nosotros mismos nos toca sufrir las consecuencias de la violación de
esas leyes. Cada cual tendrá que
responder ante Dios por sus hábitos y prácticas. Por tanto, la pregunta que nos incumbe no es:
"¿Cuál es la costumbre del mundo?" sino "¿Cómo debo conservar la
habitación que Dios me dio?"
(El Ministerio de Curación, pág. 239). 347
(La Conducción del Niño de E.G. de White)
domingo, 29 de enero de 2017
XIII. IMPORTANCIA FUNDAMENTAL DEL DESARROLLO FÍSICO. 59. LA ENSEÑANZA DE OFICIOS ÚTILES.
*CADA NIÑO DEBIERA
APRENDER ALGÚN OFICIO.
El descuido de los
padres al no proporcionar empleo a los niños de los que se han responsabilizado
por traerlos al mundo, ha resultado en incontables males, ya que ha puesto en
peligro la vida de muchos jóvenes y ha dañado grandemente su utilidad. Es un gran error permitir que los jóvenes
crezcan sin aprender algún oficio (Manuscrito 121, 1901).
Desde la columna de
nube, Jesús dio instrucciones a los hebreos por medio de Moisés de que ellos
debían educar a sus hijos para trabajar, que debían enseñarles oficios y que
ninguno debía estar ocioso (Manuscrito 24 b, 1894).
Debierais ayudar a
vuestros hijos para que adquieran un conocimiento que, si fuera necesario,
pudiera servirles para mantenerse con su propio trabajo. Debierais enseñarles a ser decididos en
seguir la voz del deber (Signs of the Times, 19-8-1875).
ENSÉÑESE EL USO DE
HERRAMIENTAS.
Cuando los niños
llegan a una edad adecuada, debiera dárseles herramientas. Si se hace interesante su trabajo, llegarán a
ser hábiles en el uso de las herramientas.
Si el padre es carpintero, debiera dar a sus hijos lecciones de
construcción de casas, usando siempre en sus instrucciones lecciones de la
Biblia, las palabras de las Escrituras en las cuales el Señor compara los seres
humanos con su edificio (Manuscrito 45, 1912).
PREPÁRENSE A LOS
MUCHACHOS EN AGRICULTURA.
Los padres debieran
preparar a sus hijos para que se ocupen con ellos en sus oficios y
empleos. Los agricultores no debieran
pensar que la agricultura es una ocupación que no es suficientemente elevada
para 334 sus hijos. La agricultura
debiera progresar mediante el conocimiento científico.
Se afirma que la
agricultura no es provechosa. La gente
dice que la tierra no recompensa el trabajo que se invierte en ella, y lamentan
la dura suerte de los que labran el terreno. . . . Pero si las personas de habilidad
adecuada emprendieran esta clase de trabajo e hicieran un estudio del terreno,
y aprendieran a plantar, a cultivar y a recoger la cosecha, se verían
resultados más animadores. Muchos dicen:
"Hemos probado la agricultura y sabemos lo que son sus resultados", y
sin embargo estos mismos necesitan saber cultivar el terreno y usar de la
ciencia en su trabajo. Sus arados
debieran producir surcos más profundos y más anchos, y necesitan aprender que
por labrar la tierra su personalidad no debe volverse vulgar y áspera. . . .
Aprendan a sembrar la semilla en la sazón debida, a prestar atención a la
vegetación y seguir el plan que Dios ha ideado (Signs of the Times, 13-8-1896).
UNA PREPARACIÓN DE
VALOR RESALTANTE.
Ningún ramo de
trabajo manual es de más valor que la agricultura. Se debería hacer mayor esfuerzo para crear y
alentar el interés en las tareas agrícolas.
Llame el maestro la atención hacia lo que la Biblia dice en cuanto a la
agricultura: que era el plan de Dios que el hombre labrase la tierra; que al
primer hombre, gobernante de todo el mundo, le fue dado un jardín para que lo
cultivara y que muchos de los más grandes hombres del mundo, su verdadera
nobleza, han sido cultivadores del suelo. . . . El que se gana la vida por
medio de la agricultura escapa a muchas tentaciones y goza de innumerables
bendiciones y privilegios negados a aquellos que trabajan en las grandes
ciudades.
Y en estos días de
grandes sindicatos y de competencia comercial pocos hay que gocen de una 335
independencia tan real y de tan grande seguridad de recibir la justa recompensa
de su trabajo, como el labrador de la tierra (La Educación, págs. 214, 215).
LOS PRODUCTOS FRESCOS
SON DE VALOR ESPECIAL.
Las familias y las
instituciones debieran aprender a aprovechar más del cultivo y el mejoramiento
de la tierra. Si la gente tan sólo
supiera del valor de los productos de la tierra, que ella da a la sazón debida,
se harían esfuerzos más diligentes para cultivar el terreno. Todos debieran estar familiarizados con el
valor especial de las frutas y verduras frescas de la quinta y la huerta
(Counsels on Diet and Foods, pág. 312).
LAS ESCUELAS DEBIERAN
DAR INSTRUCCIÓN EN OFICIOS ÚTILES.
La educación manual
merece más atención de la que se ha prestado.
Se deberían establecer escuelas que, además de la cultura mental y moral
superior, provean las mejores facilidades posibles para el desarrollo físico y
la educación industrial. Se debería
enseñar agricultura, industrias -tantos oficios útiles como sea posible-
economía doméstica, conocimientos culinarios, costura, confección de ropa
higiénica, tratamientos a enfermos y otras cosas parecidas. Se deberían proveer jardines, talleres y
salas de tratamientos, y la dirección del trabajo, en todos los ramos, debería
estar a cargo de personas entendidas.
El trabajo debería
tener un blanco definido y ser completo.
Aunque toda persona necesita conocer diferentes oficios, es
indispensable que sea versada a lo menos en uno. Todo joven al salir de la escuela debe haber
adquirido el conocimiento de algún oficio o alguna ocupación con que, si fuera
necesario, se pudiese ganar la vida (La Educación, págs. 214, 215).
UNA PREPARACIÓN DE
VALOR DOBLE.
Relacionados con las
escuelas debe haber establecimientos para la ejecución de ciertas ramas del
trabajo, que proporcionen 336 a los alumnos empleo y ejercicio necesario fuera
de las horas de estudio. . . . Entonces podrían ellos haber adquirido un
conocimiento práctico de los negocios mientras adquirían su educación literaria
(Consejos para los Maestros, pág. 67).
EL CONOCIMIENTO
PRÁCTICO ES MÁS VALIOSO QUE EL CIENTÍFICO.
Debiera haber habido
maestras experimentadas para dar lecciones de arte culinario a las niñas. Se debiera haber instruido a las jovencitas
en corte, confección y remiendo de vestidos, siendo así educadas para los
deberes prácticos de la vida.
Para los jóvenes
debiera haber establecimientos donde pudieran aprender diferentes oficios con
los que ejercitaran tanto los músculos como las facultades mentales. Si los jóvenes tuvieran que recibir una sola
clase de educación, lo que es un asunto de consecuencias importantísimas, y
tuvieran que elegir entre un conocimiento de las ciencias con todas las
desventajas para la salud y la vida, o un conocimiento del trabajo para la vida
práctica, sin vacilar contestaría, elíjase lo último. Si algo debe descuidarse, sea el estudio de
los libros (Testimonies, tomo 3, pág. 156).
Quizá haya quienes
han tenido una preparación equivocada y los que tienen ideas erróneas en cuanto
a la educación de los niños. Esos niños
y jóvenes sienten la falta de una mejor preparación, y vosotros debéis adecuar
el trabajo físico junto con el mental: los dos debieran ir juntos (Manuscrito
19, 1887).
FUJESÚSE UN EJEMPLO
DE LABORIOSIDAD FELIZ.
Se requiere mucho más
gracia y seria disciplina del carácter para trabajar para Dios como mecánico,
comerciante, abogado o agricultor, que practica los preceptos del cristianismo
en los negocios de la vida, que trabajar como misionero profesional en el campo
de labor, donde la posición de uno es entendida y la mitad de sus dificultades
son obviadas por ese mismo 337 hecho. Se
necesitan nervios y músculos espirituales vigorosos para llevar la religión al
taller y a la oficina, santificando los detalles de la vida diaria y sujetando
cada transacción mundanal a las normas de un cristiano bíblico.
Jesús, en sus treinta
años de reclusión en Nazaret, trabajó arduamente y descansó, comió y durmió,
semana tras semana y año tras año, al igual que sus humildes
contemporáneos. No llamó la atención a
sí mismo como a un personaje notable; sin embargo, era el Redentor del mundo,
el Adorado de los ángeles, que cumplía todo el tiempo la obra de su Padre,
viviendo una lección que debiera permanecer para que la copiara la humanidad
hasta el fin del tiempo.
Esta lección esencial
de laboriosidad feliz en los deberes necesarios de la vida, aunque sean
humildes, ha de ser aprendida todavía por la mayor parte de los seguidores de
Cristo. Si no hay un ojo humano que
critique nuestro trabajo, ni una voz que lo alabe o condene, debiera ser hecho
tan bien como si el Ser Infinito estuviera personalmente para
inspeccionarnos. Debiéramos ser tan
fieles en los detalles menores de nuestras ocupaciones como lo seríamos en los
negocios mayores de la vida (The Health Reformer, octubre de 1876). 338
XIII. IMPORTANCIA FUNDAMENTAL DEL DESARROLLO FÍSICO. 58. LA PREPARACIÓN PARA LA VIDA PRÁCTICA.
*POR QUÉ DESIGNÓ DIOS
TRABAJO PARA ADÁN Y EVA.
El Señor creó a Adán
y a Eva y los colocó en el jardín del Edén para cultivarlo y guardarlo para el
Señor. Se les dio esa ocupación para su
felicidad, o de lo contrario el Señor no les hubiera asignado su trabajo
(Manuscrito 240 b, 1894).
En consejo con el
Padre, antes de que el mundo fuera, se determinó que Jehová Dios plantara un
huerto para Adán y Eva en el Edén y les diera la tarea de cuidar los árboles
frutales y cultivar y velar por la vegetación.
El trabajo útil había de ser su salvaguardia y había de perpetuarse a
través de todas las generaciones hasta la terminación de la historia de la
tierra (Sings of the Times, 13-8-1896).
EL EJEMPLO DE JESÚS
COMO EL PERFECTO OBRERO.
Durante su vida
terrenal Cristo fue . . . obediente y útil en el hogar. Aprendió el oficio de carpintero y trabajó
con sus propias manos en el tallercito de Nazaret. . . . La Biblia dice de
Jesús: "Y el niño crecía, y fortalecíase, y se henchía de sabiduría; y la
gracia de Dios era sobre él".
Mientras trabajaba en su niñez y juventud, se desarrollaban su mente y
su cuerpo. No empleaba sus facultades
físicas descuidadamente, sino que las ejercitaba de modo que se mantuvieran en
salud, a fin de que pudiera efectuar lo mejor en todo sentido. No estaba dispuesto a ser defectuoso aun en
el manejo de las herramientas. Era
perfecto como obrero así como era perfecto en carácter (Fundamentals of
Christian Education, págs. 417, 418).
Cada artículo que
hacía estaba bien hecho, las diferentes partes encajaban exactamente, el
conjunto 324 podía soportar cualquier prueba (Evangelism, pág. 378).
TRABAJABA ARDUAMENTE
CADA DÍA CON MANOS PACIENTES.
Mediante su ejemplo,
Jesús convirtió en sagradas las más humildes vocaciones de la vida humana. . .
. Su vida fue de diligente laboriosidad.
El, la Majestad del cielo, caminó por las calles revestido con el
sencillo atavío del obrero común.
Transitó subiendo y bajando por las laderas de la montaña, a la ida y al
regreso de su humilde trabajo. Los
ángeles no fueron enviados para ayudarle a subir por el cansador camino
empinado o para prestarle su fortaleza para realizar su humilde tarea. Sin embargo, cuando salía para contribuir al
sostén de la familia mediante su trabajo diario, poseía el mismo poder que
cuando efectuó el milagro de alimentar a cinco mil personas hambrientas a la
orilla del mar de Galilea.
Pero no usó su poder
divino para disminuir sus cargas o aliviar su trabajo. Había tomado sobre sí la forma de la
humanidad con todas sus enfermedades inherentes y no se desprendió de sus
severas pruebas. Vivió en el hogar de un
aldeano, vestido con ropas burdas, se entremezcló con los humildes, trabajaba
cada día con manos pacientes. Su ejemplo
nos muestra que el deber del hombre es ser industrioso, que el trabajo es
honorable (Health Reformer, octubre de 1876).
Durante largo tiempo,
Jesús moró en Nazaret sin ser honrado ni conocido, a fin de que pudiera enseñar
a los hombres a vivir cerca de Dios mientras desempeñan los humildes deberes de
la vida. Era un misterio para los
ángeles que Cristo, la Majestad del cielo, condescendiera no sólo en revestirse
con la humanidad, sino en llevar sus cargas más pesadas y sus oficios más
humillantes. Hizo esto a fin de
convertirse en uno como nosotros, para que pudiera 325 familiarizarse con las
faenas, los dolores y las fatigas de los hijos de los hombres (Ibid.).
DESPIÉRTESE LA
AMBICIÓN DE CUMPLIR TAREAS ÚTILES.
En los niños y los
jóvenes debe despertarse la ambición de obtener su ejercicio haciendo algo que
los beneficie a sí mismos y a los demás.
El ejercicio que desarrolla la mente y el carácter, que enseña a las
manos a ser útiles, que educa a los jóvenes para que lleven su parte de las
cargas de la vida, es lo que da fuerza física y vivifica toda facultad. Y hay una recompensa en la laboriosidad
virtuosa, en el cultivo del hábito de vivir haciendo bien (Consejos para los
Maestros, págs. 113, 114).
Es necesario enseñar
a los jóvenes que la vida significa trabajo serio, responsabilidad,
preocupación. Necesitan una preparación
que los haga prácticos, que haga de ellos hombres y mujeres que puedan hacer
frente a las emergencias. Debería
enseñárselas que la disciplina del trabajo sistemático y bien regulado es
esencial no sólo como salvaguardia contra las vicisitudes de la vida, sino como
ayuda para un desarrollo completo (La Educación, pág. 211).
EL TRABAJO FÍSICO NO
ES DEGRADANTE.
Es un error popular
entre una clase muy numerosa el considerar el trabajo como degradante; por eso
los jóvenes anhelan educarse para ser maestros, dependientes, comerciantes,
abogados y ocupar casi cualquier puesto que no requiera trabajo físico. Las jóvenes consideran el trabajo doméstico
como humillante. Y aunque el ejercicio
físico requerido para las labores domésticas, si no es demasiado severo, es
apropiado para fomentar la salud, procuran para educarse aquello que las hará
idóneas para llegar a ser maestras o dependientes, o aprender algún oficio que
las encerrará entre cuatro paredes, o algún empleo sedentario (Consejos para
los Maestros, págs. 222, 223). 326
El mundo está lleno
de jóvenes de ambos sexos que se jactan de ignorar todo trabajo útil; y son
casi invariablemente frívolos, vanos, amantes de la ostentación, desdichados,
insatisfechos y, con demasiada frecuencia, disipados y carentes de
principios. Tales caracteres son un
borrón en la sociedad y una desgracia para sus padres (The Health Reformer,
diciembre de 1877).
Nadie debiera
avergonzarse del trabajo, aunque parezca pequeño y servil. El trabajo es ennoblecedor. Todos los que trabajan asiduamente con la
mente o las manos son obreros u obreras.
Y todos están cumpliendo con su deber y honrando a su religión, tanto
mientras lavan la ropa o los platos como cuando van a una reunión. Mientras las manos se ocupan en las labores
más comunes, la mente debe ser elevada y ennoblecida por pensamientos puros y
santos (Testimonies, tomo 4, pág. 590).
LOS JÓVENES DEBEN SER
AMOS Y NO ESCLAVOS DEL TRABAJO.
Los jóvenes debieran
ser inducidos a ver la verdadera dignidad del trabajo (La Educación, pág. 210).
Un poderoso motivo
por el cual se menosprecia el trabajo físico es la forma descuidada e
irreflexivo en que tan a menudo se realiza.
Es hecho por necesidad y no por gusto.
El obrero no le dedica su corazón ni tampoco conserva el respeto propio
ni conquista el de otros. La educación
manual debería corregir este error.
Debería desarrollar hábitos de exactitud y prolijidad. Los alumnos deberían aprender a tener tacto y
sistema; deberían aprender a economizar el tiempo y a hacer valer cada
movimiento. No sólo se les debiera
enseñar los mejores métodos, sino que se les debería inspirar la ambición de
mejorar constantemente. Debería ser su
blanco hacer su trabajo tan perfecto como puedan lograrlo las manos y el cerebro
humanos. 327
Semejante educación
hará a los jóvenes amos y no esclavos del trabajo. Alegrará la suerte del labrador rudo y
ennoblecerá hasta la más humilde ocupación.
El que considera el trabajo meramente como una cosa penosa, y lo lleva a
cabo con complacida ignorancia, sin esforzarse por mejorar, hallará que es
ciertamente una carga. Pero los que
reconozcan que hay ciencia en el trabajo más humilde, verán en él nobleza y
belleza y se deleitarán en hacerlo con fidelidad y eficiencia (Id., pág. 218).
LA RIQUEZA NO ES UNA
EXCUSA PURA QUE NO HAYA UNA PREPARACIÓN PRÁCTICA.
En muchos casos, los
padres que son ricos no sienten la importancia de dar a sus hijos una educación
en los deberes prácticos de la vida tanto como en las ciencias. No ven la necesidad de darles un
entendimiento cabal del trabajo útil para bien de la mente y la moral de sus
hijos y para su futura utilidad. Esto
deben a sus hijos para que, si llegara la desgracia, ellos puedan mantenerse en
noble independencia, sabiendo cómo usar las manos. Si tienen un capital de vigor, no pueden ser
pobres aun cuando no tengan un dólar.
Muchos que en su
juventud estuvieron en la prosperidad pueden ser despojados de todas sus
riquezas y dejados con padres y hermanos y hermanas que dependan de ellos para
su sostén. Por lo tanto, ¡cuán importante
es que cada joven sea educado para trabajar, a fin de que esté preparado para
cualquier emergencia! Ciertamente, las
riquezas son una maldición cuando sus poseedores permiten que se interpongan en
el camino de sus hijos e hijas y les impidan obtener un conocimiento del
trabajo útil a fin de que se preparen para la vida práctica (Testimonies. tomo
3, pág. 150).
LOS NIÑOS DEBEN
COMPARTIR LOS DEBERES DOMÉSTICOS.
La madre fiel no
será, ni puede serlo, una adicta a la moda, ni será una esclava doméstica que
soporte 328 los caprichos de sus hijos y los excuse del trabajo. Les enseñará a compartir con ella los
trabajos domésticos a fin de que tengan un conocimiento de la vida
práctica. Si los niños comparten el
trabajo con su madre, aprenderán a considerar las ocupaciones útiles como
esenciales para la felicidad, como ennoblecedoras más bien que
degradantes. Pero si la madre enseña a
sus hijas a ser indolentes, al paso que ella lleva las pesadas cargas de la
vida doméstica, les está enseñando a menospreciarla como a su sirvienta, que
les presta sus servicios y hace las cosas que ellas debieran hacer. La madre
siempre debiera retener su dignidad (Pacific Health Journal, junio de 1890).
Algunas madres
cometen el error de desligar a sus hijas de las faenas y los cuidados. Al hacer esto, las animan en la
indolencia. La excusa que a veces
presentan estas madres es: "Mis hijas no son fuertes". Pero ellas tienen la culpa de que sean
débiles e ineficientes. El trabajo bien
orientado es precisamente lo que necesitan para ser fuertes, vigorosas,
alegres, felices y valientes para afrontar las diversas pruebas que nos acosan
en esta vida (Signs of the Times. 19-8-1875).
ASÍGNESE TAREAS
ÚTILES A LOS HIJOS.
La negligencia de los
padres al descuidar el dar empleo a sus hijos ha resultado en males indecibles,
ha puesto en peligro las vidas de muchos jóvenes y ha dañado tristemente su
utilidad. Dios desea que tanto los
padres como los maestros preparen a los hijos en los deberes prácticos de la
vida de cada día. Animadlos para que
sean laboriosos. Las niñas, y aun los
muchachos que no tienen trabajo al aire libre, debieran aprender a ayudar a la
madre. Desde la niñez, debiera enseñarse
a los muchachos y las niñas a llevar cargas cada vez más pesadas, con las que
ayuden inteligentemente en el trabajo de la empresa familiar. 329 Madres,
pacientemente mostrad a vuestros hijos cómo usar sus manos. Entiendan ellos que sus manos han de ser
usadas tan hábilmente como las vuestras en el trabajo doméstico (Review and
Herald, 8-9-1904).
Cada hijo debiera
llevar una parte de la carga hogareña y debiera enseñársele a realizar su tarea
fiel y alegremente. Si el trabajo se
distribuye en esta forma y los niños crecen acostumbrándose a llevar
responsabilidades adecuadas, ningún miembro de la familia estará sobrecargado y
todo se desarrollará agradable y suavemente en el hogar. Se mantendrá una economía adecuada, pues cada
uno estará interiorizado de los detalles del hogar y se interesará en ellos (Signs of the Times,
23-8-1877).
COCINAR Y COSER SON
LECCIONES BÁSICAS
Las madres debieran
llevar a sus hijas a la cocina con ellas para darles una educación adecuada en
ese sector de la casa. También debieran
instruirlas en el arte de coser bien.
Debieran enseñarles a cortar prendas económicamente y luego a coserlas
con prolijidad. Algunas madres prefieren
hacer esto ellas mismas antes que molestarse en enseñar pacientemente a sus
hijas, faltas de experiencia. Pero al
hacer esto, descuidan los aspectos esenciales de la educación y cometen un gran
error contra sus hijas, pues con el correr de la vida se sienten molestas
debido a su falta de conocimiento en estas cosas (Appeal to Mothers, pág. 15).
DAD PREPARACIÓN TANTO
A LOS MUCHACHOS COMO A LAS NIÑAS.
Puesto que tanto los
hombres como las mujeres tienen una parte en la constitución del hogar, tanto
los niños como las niñas deberían obtener un conocimiento de los deberes
domésticos. El tender la cama, ordenar
una pieza, lavar la loza, preparar una comida, lavar y remendar su ropa,
constituyen una educación que no tiene por qué hacer menos varonil a ningún
muchacho; lo hará más feliz y más útil. 330 O si las niñas, a su vez pudiesen
aprender a enjaezar y guiar un caballo * manejar el serrucho y el martillo, lo
mismo que el rastrillo y la azada, estarían mejor preparadas para hacer frente
a las emergencias de la vida (La Educación, págs. 212, 213).
Es tan esencial para
nuestras hijas aprender el debido uso del tiempo como lo es para nuestros
hijos, y son igualmente responsables ante Dios por la manera en que lo
ocupan. La vida nos es dada para el
sabio perfeccionamiento de los talentos que poseemos (The Health Reformer,
diciembre de 1877).
CONSIDÉRESE UN
PRIVILEGIO EL CONSERVAR LA ENERGÍA DE LA MADRE.
Cada día hay trabajos
domésticos que hacer: cocinar, lavar los platos, barrer y limpiar el
polvo. Madres, ¿habéis enseñado a
vuestras hijas a hacer estos deberes diarios? . . . Sus músculos necesitan
ejercicio. En lugar de ejercitarse
saltando y jugando a la pelota o al croquet, hagan su ejercicio con algún
propósito (Manuscrito 129, 1898).
Enséñese a los niños
a compartir las cargas del hogar.
Manténgaselos ocupados en algún empleo útil. Muéstreseles cómo hacer su trabajo fácil y
eficientemente. Ayúdeseles a comprender
que al aliviar las cargas de su madre, le están preservando la energía y
prolongando la vida. Más de una madre
fatigada ha descendido a una tumba prematura sólo porque no se les enseñó a sus
hijos que compartieran sus cargas.
Fomentando un espíritu de servicio abnegado en el hogar, los padres
atraen a sus hijos más cerca de Cristo, que es la personificación del altruismo
(Manuscrito 70, 1903).
UN EXPERIMENTO EN LA
FELICIDAD.
Hijos, sentad a
vuestra madre en un cómodo sillón y pedidle que os indique lo que ella haría
primero. ¡Qué sorpresa 331 sería ésta para más de una madre cansada y abrumada!
Los niños y jóvenes nunca sentirán la paz de la felicidad hasta que por el fiel
cumplimiento de los deberes del hogar alivien las manos cansadas y el corazón y
cerebro fatigados de la madre. Estos son
peldaños en la escalera del progreso que los harán avanzar para recibir la
educación más elevada.
El fiel cumplimiento
de los deberes diarios es lo que trae la satisfacción y la paz propias del
verdadero obrero del hogar. Los que
descuidan compartir las responsabilidades del hogar son los que están
perturbados con la soledad y el descontento; pues no han aprendido la verdad de
que los que están contentos, lo están porque comparten la rutina diaria del
trabajo que recae sobre la madre u otros miembros de la familia. Muchos están dejando sin aprender las
lecciones más útiles que es esencial que entiendan para su bien futuro
(Manuscrito 129, 1898).
LA RECOMPENSA DE LA
FIDELIDAD EN LOS DEBERES DEL HOGAR.
Es verdaderamente
elevador el fiel cumplimiento de los deberes del hogar y el llenar el puesto
que podéis ocupar de la mejor manera posible, aunque sea de lo más sencillo y
humilde. Se necesita esta influencia
divina. En esto hay paz y sagrado
gozo. Posee poder curador. Secreta e insensiblemente mitigará las
heridas del alma y aun los sufrimientos del cuerpo. La paz mental, que proviene de acciones y
motivos puros y santos, dará libertad y empuje vigoroso a todos los órganos del
cuerpo. La paz interior y una conciencia
libre de culpa delante de Dios reavivarán y vigorizarán el intelecto, como el
rocío que destila sobre las tiernas plantas.
La voluntad entonces es correctamente dirigida y regida y es más
decidida y, sin embargo, está libre de terquedad. Las meditaciones son agradables porque están
santificadas. La serenidad mental que
podéis poseer bendecirá a todos con quienes os asociéis. 332
En su debida
oportunidad, esta paz y calma se volverán naturales y reflejarán sus preciosos
rayos en todo vuestro derredor, para reflejarse nuevamente sobre vosotros. Mientras más probéis de esta paz celestial y
tranquilidad mental, más aumentará. Es
un placer animado y viviente que no provoca la paralización de las energías
morales, sino que las despierta a una actividad multiplicada. La paz perfecta es un atributo del Cielo que
poseen los ángeles (Testimonies, tomo 2, págs. 326, 327).
HABRÁ ACTIVIDAD EN EL
CIELO.
Los ángeles son
obreros; son ministros de Dios para los hijos de los hombres. Los siervos negligentes que esperan un cielo
de inacción tienen ideas falsas de lo que constituye el cielo. El Creador no ha preparado un lugar para la
satisfacción de la indolencia pecaminosa.
El cielo es un lugar de actividad provechosa. Sin embargo, para el cansado y sobrecargado,
para los que han peleado la buena batalla de la fe, será un descanso glorioso,
pues será suyo el vigor juvenil de la inmortalidad, y no tendrán que luchar más
contra el pecado y Satanás. Para los
obreros enérgicos sería tedioso un estado de eterna indolencia. No sería cielo para ellos. La senda del trabajo arduo, asignada a los
cristianos en la tierra, puede ser dura y cansadora, pero ha sido honrada por
las pisadas del Redentor y está seguro el que sigue ese camino sagrado
(Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 99). 333
XIII. IMPORTANCIA FUNDAMENTAL DEL DESARROLLO FÍSICO. 57. “EJERCICIO Y SALUD”
A fin de que los niños y los
jóvenes tengan salud, alegría, vivacidad y músculos y cerebros bien
desarrollados, deben estar mucho al aire libre, tener trabajo y recreación bien
regulados (Consejos para los Maestros, pág. 66).
Los niños deben ocupar bien
su tiempo. La debida labor mental y el
ejercicio físico al aire libre no quebrantarán el organismo de vuestros
muchachos. El trabajo útil y el
conocimiento de los secretos del trabajo doméstico serán de beneficio para
vuestras niñas y alguna ocupación al aire libre es positivamente necesaria para
su organismo y salud (Testimonies, tomo 4, pág. 97).
EJERCICIO Y AIRE FRESCO.
Los que no empleen sus
miembros cada día, se encontrarán débiles cuando traten de ejercitarlos. Las venas y músculos no están en condiciones
para efectuar su trabajo y mantener en acción saludable a toda la maquinaria
viviente, realizando su parte cada órgano del cuerpo. Los miembros se fortalecerán con el uso. El ejercicio moderado diario fortalecerá los
músculos, los cuales sin ejercicio se vuelven blandos y débiles. Mediante el ejercicio activo diario, el
hígado, los riñones y los 318 pulmones también se fortalecerán para realizar su
función.
Buscad la ayuda del poder de
la voluntad, que resistirá al frío y dará energía al sistema nervioso. Después de un corto tiempo, os daréis cuenta
del beneficio del ejercicio y del aire puro hasta el punto de que no viviríais
sin esas bendiciones. Vuestros pulmones,
desprovistos de aire, serán como una persona hambrienta desprovista de
alimento. Ciertamente, podemos vivir más
tiempo sin comida que sin aire, que es el alimento que Dios ha provisto para
los pulmones (Id., tomo 2, pág. 533).
LOS ESTUDIANTES ESPECIALMENTE
NECESITAN ACTIVIDAD FÍSICA.
La inactividad debilita el
organismo. Dios creó a los hombres y
mujeres para ser activos y útiles. Nada
puede aumentar la fortaleza de los jóvenes como el ejercicio adecuado de todos
los músculos en la labor útil (Signs of the Times, 19-8-1875).
TODAS LAS FACULTADES SE
FORTALECEN CON EL EJERCICIO.
Los niños y los jóvenes a
quienes se los mantiene en la escuela, atados a los libros, no pueden tener
sana constitución física. El ejercicio
del cerebro en el estudio sin el correspondiente ejercicio físico, tiende a
atraer la sangre al cerebro y desequilibra su circulación a través del organismo. El cerebro tiene demasiada sangre y ésta
falta en las extremidades. Debe haber
reglas para regir y limitar los estudios de los niños y los jóvenes a ciertas
horas, y luego una parte de su tiempo tiene que dedicarse a la labor física. Si sus hábitos de comer, vestir y dormir
están de acuerdo con la ley natural, pueden educarse sin sacrificar la salud
física y mental (Consejos para los Maestros, págs. 66, 67).
Enséñese a los niños, desde
sus más tiernos años, a llevar las más pequeñas responsabilidades de la vida y
se fortalecerán mediante el ejercicio las facultades así empleadas. Así los jóvenes pueden convertirse 319 en
colaboradores eficientes en la obra mayor a la que el Señor los llamará
después. . . .
Pocos han sido educados en
hábitos de laboriosidad, previsión y esmero.
La indolencia, la inacción, son la mayor maldición de los hijos de este
siglo. El trabajo saludable y útil será
una gran bendición para promover la formación de buenos hábitos y de un
carácter noble (Review and Herald, 30-8-1881).
HÁGANSE PLANES PARA QUE HAYA
UN TRABAJO VARIADO Y ALTERNADO.
Deben emplearse las activas
mentes y manos de los jóvenes, y si no se las dirige en tareas qué son útiles,
que las desarrollarán y bendecirán a otros, encontrarán ocupación en lo que las
dañe tanto en el cuerpo como en el alma.
Los jóvenes debieran
compartir alegremente las cargas de la vida con sus padres, y al hacerlo así
preservar una clara conciencia, que es positivamente necesaria para la salud
física y moral. Al hacer esto, debe evitarse
que se sobrecarguen en un mismo tipo de tarea durante un tiempo
prolongado. Si se mantiene a los jóvenes
ocupados con una sola clase de labor, hasta que la tarea se les haga tediosa,
alcanzarán menos de lo que podrían hacer si hay un cambio en el trabajo o
momentos de descanso. Si se usa la mente
con demasiado empeño, dejará de ser fuerte y se degenerará. Mediante un cambio en el trabajo, se
preservarán la salud y el vigor. No
habrá necesidad de desplazar lo útil con lo inútil, pues las diversiones
egoístas son peligrosas para la moral (Youth's Instructor, 27-7-1893).
EL CANSANCIO ES UN RESULTADO
NORMAL DEL TRABAJO.
Madres, no hay nada que
produzca tantos males como el retirar las cargas de vuestras hijas sin darles
nada especial que hacer, y permitirles que elijan su propia ocupación, quizá un
poco de tejido o de costura. Ejerciten
los miembros y los músculos. Si se
cansan, ¿qué significa eso? No os cansáis vosotras con vuestro 320 trabajo? ¿Se
perjudicarán vuestras hijas con el cansancio, a menos que sea exagerado, más de
lo que os perjudicáis vosotras? No,
ciertamente.
Seguramente se cansarán, pero
cuán agradable es el descanso después de un adecuado período de labor. El sueño, el dulce restaurador de la
naturaleza, revigorizará el cuerpo cansado y lo preparará para los deberes del
día siguiente (Signs of the Times, 10-4-1884).
POR QUÉ LA POBREZA ES CON
FRECUENCIA UNA BENDICIÓN.
Algunos piensan que las
riquezas y la ociosidad son ciertamente bendiciones; pero los que están siempre
ocupados y realizan alegremente sus tareas diarias, son los más felices y
disfrutan de mejor salud. . . . La sentencia de que el hombre debe trabajar para
ganar su pan cotidiano y la promesa de felicidad y gloria futura provinieron
ambas del mismo trono y ambas son bendiciones (Christian Temperance and Bible
Hygiene, pág. 97).
En muchos casos, la pobreza
es una bendición, pues impide que los jóvenes y los niños se arruinen por la
inactividad. Debieran cultivarse y
desarrollarse adecuadamente las facultades físicas y mentales. El primero y constante cuidado de los padres
debiera ser velar para que sus hijos tengan organismos firmes, que sean hombres
y mujeres sanos. Es imposible alcanzar
este propósito sin el ejercicio físico.
Debiera enseñarse a los niños
a que trabajen por su propio bien moral y salud física, aunque no hiciera
falta. Si se desea que desarrollen
caracteres puros y virtuosos, deben pasar por la disciplina del trabajo bien
regulado, que les hará ejercitar todos los músculos. La satisfacción de que
disfrutarán los niños al ser útiles y al practicar la abnegación para ayudar a
otros, será el placer más saludable de que puedan disfrutar (Testimonies. tomo
3, pág. 151). 321
LAS ACTIVIDADES MENTALES Y
FÍSICAS SON EQUIVALENTES.
No se debiera permitir que
los estudiantes sigan tantos estudios hasta el punto de que no tengan tiempo
para el ejercicio físico. No se puede
conservar la salud a menos de que se dedique una parte de cada día al ejercicio
muscular al aire libre. Debieran
dedicarse horas previamente señaladas para un trabajo manual de alguna clase,
algo que ponga en actividad todo el organismo.
Empléense por igual las facultades mentales y físicas, y la mente del
alumno será refrigerada. Si está
enfermo, con frecuencia el ejercicio físico le ayudará a recobrar la
normalidad. Cuando los estudiantes salen
del colegio, debieran tener mejor salud y una mejor comprensión de las leyes de
la vida que cuando entraron en él.
Debiera preservarse la salud tan sagradamente como el carácter
(Christian Temperance and Bible Hygiene, págs. 82, 83),
LA ENERGÍA JUVENIL: CUÁN
PRESTAMENTE SE DESPILFARRA.
La juventud que está en la
frescura y el vigor de la vida se percata poco del valor de su abundante
energía. ¡Con cuánta ligereza considera un tesoro más precioso que el oro, más
esencial para el progreso que el saber, la alcurnia o las riquezas! ¡Con qué
precipitación lo despilfarra! . . . En el estudio de la fisiología, debería
enseñarse a los alumnos a ver el valor de la energía física y el modo en que
puede ser conservada y desarrollada para contribuir en su mayor grado al éxito
en la gran lucha de la vida (La Educación, págs. 191, 192).
NO DEBE REPRIMIRSE LA
ACTIVIDAD, SINO DEBE GUIÁRSELA.
Nuestros hijos están como en
la encrucijada de los caminos. De todos
lados las mundanas seducciones al interés propio y al exceso los hacen desviar
de la senda que el Señor dejó trazada a sus rescatados. De la elección que hagan depende el que sus
vidas, sean bendición o maldición.
Rebosantes de energía, 322 deseosos de poner a prueba sus capacidades,
necesitan dar salida a su exuberancia de vida.
Activos serán para el bien o para el mal.
La Palabra de Dios no reprime
la actividad, sino que la guía y encauza.
Dios no le manda al joven que tenga escasas aspiraciones. Los elementos que constituyen un carácter
afortunado y considerado entre los hombres, es decir, el deseo irresistible de
hacer algo grande y hermoso, la voluntad indomable, la aplicación tenaz, la
perseverancia incansable, no tienen por qué ser desalentados. Mediante la gracia de Dios han de ser
dirigidos para la consecución de fines tan elevados por encima del egoísmo y de
los intereses mundanos, como lo son los cielos por sobre la tierra (El
Ministerio de Curación, pág. 377). 323
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