C.-
OTRAS LECCIONES OBJETIVAS.
"¿Quién es sabio y guardará estas cosas, y
entenderá las misericordias de Jehová?" Salmo107:43.
EL PODER sanador de Dios se hace sentir en toda la
naturaleza. Si se corta un árbol, si un
ser humano se lastima o se rompe un hueso, la naturaleza empieza inmediatamente
a reparar el daño. Aún antes que exista
la necesidad, están listos los elementos sanadores, y tan pronto como se
lastima una parte, todas las energías se dedican a la obra de
restauración. Lo mismo ocurre en el
reino espiritual.
Antes que el pecado creara
la necesidad, Dios había provisto el remedio. Toda alma que cede a la tentación es herida por el adversario, pero
dondequiera que haya pecado está el Salvador. Es obra de Cristo "sanar a
los quebrantados de corazón . . . pregonar libertad a los cautivos. . . poner
en libertad a los oprimidos".*Luc. 4:18.
Nosotros debemos cooperar en esta obra. "Si alguno fuere sorprendido en alguna
falta. . . restauradle". *Gal. 6:1. La palabra aquí traducida por
"restaurar" significa juntar, como si se tratara de un hueso
dislocado. ¡Qué figura sugestiva!
El que
incurre en el error o el pecado llega a desarmonizar con todo lo que lo
rodea. Puede percatarse de su error,
llenarse de remordimiento, pero no puede restablecerse. Se encuentra confuso, perplejo, vencido,
impotente. Necesita ser ganado de nuevo,
sanado, rehabilitado. "Vosotros que
sois espirituales, restauradle". 114 Solamente el amor que fluye del
corazón de Cristo puede sanar. Sólo
aquel en quien fluye ese amor, como la savia en el árbol, o la sangre en el
cuerpo, puede restaurar al alma herida.
1.- LOS INSTRUMENTOS DEL AMOR.
Los instrumentos del amor tienen poder maravilloso,
porque son divinos. La respuesta suave
que "quita la ira"; el
amor que "es sufrido" y "es benigno"; el amor que "cubrirá multitud de pecados"*Prov.
15:1; 1Cor. 13:4; 1Pedro 4:8, si aprendiéramos esta lección ¡de qué poder
sanador serían dotadas nuestras vidas! La vida sería transformada y la tierra llegaría a ser la misma semejanza
y el goce anticipado del cielo.
Estas preciosas lecciones enseñadas de un modo
sencillo, pueden ser comprendidas hasta por los niñitos. El corazón del niño es tierno y fácilmente
impresionable, y cuando nosotros, que somos mayores, lleguemos a ser "como niños"*Mt. 18:3, cuando
aprendamos la sencillez, la dulzura y el tierno amor del Salvador, no
hallaremos difícil tocar él corazón de los pequeños y enseñarles el misterio
sanador del amor.
La perfección existe en todas las obras de Dios, sean
pequeñas o importantes. La misma mano
que sostiene los mundos en el espacio, da forma a las flores del campo. Examinad bajo el microscopio las flores más
pequeñas y comunes que crecen junto al camino, y notad en todas sus partes cuán
exquisita es su belleza y perfección. Del mismo modo puede hallarse verdadera excelencia en la más humilde
suerte; las tareas más comunes, desempeñadas con fidelidad amante, son hermosas
a la vista de Dios. La atención concienzuda que se presta a las cosas pequeñas
nos hará colaboradores con él y nos ganará el elogio de Aquel que lo ve y lo
sabe todo. 115
El arco iris que atraviesa los cielos con su arco de luz
es una prenda del "pacto perpetuo
entre Dios y todo ser viviente". Gen. 9:16.* Y el arco iris que rodea
el trono de lo alto es también para los hijos de Dios una prenda de su pacto de
paz.
Así como el arco en las nubes es el resultado de la
unión de la luz del sol y la lluvia, el arco que hay sobre el trono de Dios
representa la unión de su misericordia y su justicia. Dios dice al alma pecadora pero arrepentida:
Vive: Para ti se "halló
redención". *Job 33:24.
"Porque esto me será como
en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre
la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré. Porque los montes se moverán, y los collados
temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se
quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti". *Isa. 54:9,10.
2.- EL MENSAJE DE LAS ESTRELLAS.
También las estrellas tienen un mensaje de ánimo para
todo ser humano. En los momentos que
sobrevienen a todos, cuando el corazón es débil y la tentación abruma; cuando
los obstáculos parecen invencibles, las metas de la vida imposibles de lograr,
y sus hermosas promesas como manzanas de Sodoma,
¿Dónde se pueden hallar entonces un valor y una firmeza
como los que ofrece la lección que Dios nos ha invitado a aprender de las
estrellas que siguen su curso invariable?
"Levantad en alto vuestros
ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas
llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el
poder de su dominio. ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino
116 está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no
has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y
su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene
ningunas".
"No temas, porque yo estoy
contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". "Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te
sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo". *Isa.
40:26-29 VV; 41:10,13.
La palmera, herida por el sol ardiente y las tormentas
de arena, se yergue verde, florecida y llena de fruto en medio del
desierto. Manantiales vivos alimentan
sus raíces. Su corona de verdor se
divisa a la distancia, en medio de la llanura calcinada y desolada; y el
viajero, que se siente morir, apresura su paso vacilante para llegar hasta la
sombra fresca y el agua vivificante.
El árbol del desierto es un símbolo de lo que Dios
quiere que sea la vida de sus hijos en este mundo. Tienen que guiar al agua viva a las almas
cansadas, llenas de inquietud, y a punto de perecer en el desierto del
pecado.
Tienen que dirigir la atención
de sus semejantes a Aquel de quien parte la invitación: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba". *Juan 7:37.
Se considera que el río ancho y profundo, que ofrece
una vía de comunicación para el tráfico de las naciones y sus viajeros, es un
beneficio para todo el mundo; pero, ¿qué diremos de los arroyuelos que
contribuyen a formar esa noble corriente fluvial? Si no fuera por ellos, el río desaparecería. De ellos depende su misma existencia. También se honra a 117 los hombres que
dirigen una gran obra, como si a ellos solos se debiera el éxito de ésta, pero
ese éxito requirió la fiel cooperación de un sinnúmero de obreros más humildes
ignorados por el mundo.
Las tareas no
elogiadas y los trabajos no reconocidos constituyen la suerte de la mayor parte
de los trabajadores del mundo. Esta situación llena de descontento a muchos.
Les parece que están desperdiciando la vida. Pero el arroyuelo que corre silencioso por el bosquecillo y la pradera,
y lleva salud, fertilidad y belleza, es tan útil en su lugar como el ancho
río. Al contribuir a la vida del río
ayuda a lograr lo que él solo nunca hubiera podido realizar.
Muchos necesitan esta lección. Se idolatra demasiado el talento y se codicia
excesivamente la posición. Demasiadas
personas no quieren hacer nada a menos que se los considere jefes; demasiados
no se interesan en el trabajo a menos que reciban alabanza. Necesitamos aprender a ser fieles para usar
hasta lo sumo las facultades y oportunidades que tenemos, y a contentarnos con
la suerte que el cielo nos asigna.
3.- UNA LECCIÓN DE CONFIANZA.
"Pregunta ahora a las
bestias, y ellas te enseñarán; a las aves de los cielos, y ellas te lo
mostrarán. . . Los peces del mar te lo declararán también". "Ve a la hormiga. . . mira sus
caminos". "Mirad las
aves". "Considerad los
cuervos". *Job 12:7,8; Prov. 6:6; Mt. 6:26; Luc. 12:24.
No solamente hemos de hablar al niño de estas
criaturas de Dios. Los mismos animales deben ser sus maestros. Las hormigas enseñan lecciones de trabajo
paciente, de perseverancia para vencer los
obstáculos, de previsión para el futuro. Los pájaros son maestros de la dulce lección de la confianza. 118
Nuestro Padre celestial hace provisión para ellos,
pero ellos deben buscar su alimento, construir sus nidos y criar a sus
hijos. Constantemente están expuestos a
los enemigos que tratan de destruirlos y, sin embargo, ¡con qué ánimo hacen el
trabajo! ¡cuán gozosos son sus cantos!
Es hermosa la descripción que hace el salmista del
cuidado de Dios por las criaturas de los bosques: "Los montes altos para las
cabras monteses; Las peñas, madrigueras para los conejos”. *Sal. 104:18.
El hace correr los manantiales por las montañas donde
los pájaros tienen su habitación y "cantan
entre las ramas". Todas las
criaturas de los bosques y de las montañas forman parte de su gran
familia. El abre la mano y satisface "de bendición a todo ser viviente”.
*Sal. 104:12; 145:16.
*EL ÁGUILA DE LOS ALPES*
El águila de los Alpes es a veces arrojada por la tempestad
a los estrechos desfiladeros de las montañas. Las nubes tormentosas cercan a esta poderosa ave del bosque y con su
masa oscura la separan de las alturas asoleadas donde ha construido su nido. Los esfuerzos que hace para escapar parecen
infructuosos. Se precipita de aquí para allá, bate el aire con sus fuertes alas
y despierta el eco de las montañas con sus gritos. Al fin se eleva con una nota de triunfo y,
atravesando las nubes, se encuentra una vez más en la claridad solar, por
encima de la oscuridad y la tempestad.
Nosotros también podemos hallarnos rodeados de dificultades, desaliento
y oscuridad. Nos cerca la falsedad, la
calamidad, la injusticia. Hay nubes que no podemos disipar. Luchamos en vano con las circunstancias. Hay
una vía de escape, y tan sólo una. Las
neblinas y brumas cubren 119 la tierra; más allá de las nubes brilla la luz de
Dios. Podemos elevarnos con las alas de
la fe hasta la región de la luz de su presencia.
Muchas lecciones se pueden aprender de ese modo. La de
la confianza propia, del árbol que crece solo en la llanura o en la ladera de
la montaña, hundiendo sus raíces hasta lo profundo de la tierra y desafiando
con su fuerza la tempestad. La del poder
de la primera influencia, del tronco torcido, nudoso y doblado, al cual ningún
poder terrenal puede devolver la simetría perdida. La del secreto de una vida santa, del nenúfar
que, en el fondo de un estanque sucio, rodeado por desperdicios y malezas,
sepulta su tallo acanalado hasta encontrar la arena pura, y sacando de allí su
vida, eleva, hasta encontrar la luz su flor fragante, de una pureza impecable.
De ese modo, al mismo tiempo que los niños y los
jóvenes obtienen el conocimiento de los hechos por medio de los maestros y
libros de texto, pueden aprender a sacar lecciones y descubrir verdades por sí
mismos.
Cuando trabajan en el jardín,
interrogadles acerca de lo que aprenden del cuidado de sus plantas. Cuando contemplan un paisaje hermoso,
preguntadles por qué vistió Dios los campos y los bosques con tonos tan encantadores
y variados. ¿Por qué no es todo de un tinte pardo sombrío?
Cuando recogen flores, inducidlos a pensar
por qué conservó para nosotros la belleza de esos restos del Edén. Enseñadles a notar por todas partes, mediante
las evidencias que ofrece la naturaleza, el cuidado de Dios por nosotros, la
maravillosa adaptación de todas las cosas a nuestras necesidades y felicidad.
Sólo aquel que reconoce en la naturaleza la obra del
Padre, que en la riqueza y belleza de la tierra lee lo que ha sido escrito por
él, aprende de las cosas 120 de la naturaleza sus más profundas lecciones y
recibe su elevado ministerio. Sólo puede apreciar plenamente el significado de
la colina y el valle, el río y el mar aquel que los contempla como una
expresión del pensamiento de Dios, una revelación del Creador.
Los escritores de la Biblia hacen uso de muchas
ilustraciones que ofrece la naturaleza, y si observamos las cosas del mundo
natural, podremos comprender más plenamente, bajo la mano guiadora del Espíritu
Santo, las lecciones de la Palabra de Dios. De ese modo la naturaleza llega a ser una llave del tesoro de la
Palabra.
Debería animarse a los niños a buscar en la naturaleza
los objetos que ilustran las enseñanzas bíblicas y rastrear en la Biblia los
símiles sacados de la naturaleza. Deberían buscar, tanto en la naturaleza como en la Sagrada Escritura,
todos los objetos que representan a Cristo, como también los que él empleó para
ilustrar la verdad. Así pueden aprender
a verle en el árbol y en la vid, en el lirio y en la rosa, en el sol y en la
estrella. Pueden aprender a oír su voz
en el canto de los pájaros, en el murmullo de los árboles, en el ruido del
trueno y en la música del mar. Y cada
objeto de la naturaleza les repetirá las preciosas lecciones del Creador.
Para los que así se familiaricen con Cristo, nunca
jamás será la tierra un lugar solitario y desolado. Será para ellos la casa de
su Padre, llena de la presencia de Aquel que una vez moró entre los hombres.
La
Educación (EGW). 121