"Por
tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria
del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma Imagen". 2
Cor. 3:18
A.- LA FUENTE DE
LA VERDADERA EDUCACIÓN Y SU PROPÓSITO.
"El conocimiento del santísimo es la
inteligencia". "Vuelve ahora en amistad con él". Prov. 9:10; Job
22:21.
NUESTRO concepto de
la educación tiene un alcance demasiado estrecho y bajo. Es necesario que tenga una mayor amplitud y
un fin más elevado. La verdadera educación significa más que la prosecución de
un determinado curso de estudio. Significa
más que una preparación para la vida actual.
Abarca todo el ser, y todo el período de la existencia accesible al
hombre. Es el desarrollo armonioso de
las facultades físicas, mentales y espirituales. Prepara al estudiante para el
gozo de servir en este mundo, y para un gozo superior proporcionado por un
servicio más amplio en el mundo venidero.
Las Sagradas
Escrituras, cuando señalan al Ser infinito, presentan en las siguientes
palabras la fuente de semejante educación: En él "están escondidos todos los tesoros de la sabiduría". *Col. 2:3. "Suyo es el consejo y la
inteligencia".*Job 12:13.
El mundo ha tenido
sus grandes maestros, hombres de intelecto gigantesco y abarcante espíritu
investigador, hombres cuyas declaraciones han estimulado el pensamiento, y
abierto a la vista vastos campos de conocimiento; y estos hombres han sido
honrados como guías y benefactores de su raza; pero hay Uno superior a
ellos. Podemos rastrear la ascendencia
de los maestros del mundo hasta donde alcanzan los informes humanos: pero antes
de ellos 14 estaba la Luz. Así como la
luna y los planetas de nuestro sistema solar brillan por la luz del sol que
reflejan, los grandes pensadores del mundo, en lo que tenga de cierto su
enseñanza, reflejan los rayos del Sol de Justicia. Todo rayo del pensamiento,
todo destello del intelecto, procede de la Luz del mundo.
En estos tiempos se
habla mucho de la naturaleza e importancia de la "educación
superior". Aquel con quien están "la sabiduría y el poder"*Job
12:13, y de cuya boca "viene el conocimiento y la inteligencia"*Prov.
2:6, imparte la verdadera educación superior.
Todo verdadero
conocimiento y desarrollo tienen su origen en el conocimiento de Dios. Doquiera nos dirijamos: al dominio físico,
mental y espiritual; cualquier cosa que contemplemos, fuera de la marchitez del
pecado, en todo vemos revelado este conocimiento. Cualquier ramo de investigación que
emprendamos, con el sincero propósito de llegar a la verdad, nos pone en
contacto con la Inteligencia poderosa e invisible que obra en todas las cosas y
por medio de ellas.
La mente del hombre
se pone en comunión con la mente de Dios; lo finito, con lo infinito. El efecto que tiene esta comunión sobre el
cuerpo, la mente y el alma sobrepuja toda estimación.
En esta comunión se
halla la educación más elevada. Es el
método propio que Dios tiene para lograr el desarrollo del hombre. "Vuelve ahora en amistad con él"
*Job 22:21, es su mensaje para la humanidad.
*Job 22:21, es su mensaje para la humanidad.
El método trazado en estas palabras era el que se seguía en la educación
del padre de nuestra especie. Así
instruyó Dios a Adán cuando, en la gloria de una virilidad exenta de pecado,
habitaba éste en el sagrado jardín del Edén.
A fin de comprender
lo que abarca la obra de la educación, necesitamos considerar tanto la
naturaleza del hombre como el propósito de Dios al crearlo. 15 Necesitamos
considerar también el cambio verificado en la condición del hombre por la
introducción del conocimiento del mal, y el plan de Dios para cumplir, sin
embargo, su glorioso propósito en la educación de la especie humana.
Cuando Adán salió de
las manos del Creador, llevaba en su naturaleza física, mental y espiritual, la
semejanza de su Hacedor. "Creó Dios
al hombre a su imagen” *Gen. 1:27, con el propósito de que, cuanto más
viviera, más plenamente revelara esa imagen -más plenamente reflejara la gloria
del Creador.
Todas sus facultades eran susceptibles de desarrollo; su capacidad
y su vigor debían aumentar continuamente.
Vasta era la esfera que se ofrecía a su actividad, glorioso el campo
abierto a su investigación. Los misterios del universo visible "las maravillas del Perfecto en
sabiduría” Job 37:16, invitaban
al hombre estudiar. Tenía el alto
privilegio de relacionarse íntimamente, cara a cara, con su Hacedor. Sí hubiese permanecido leal a Dios, todo esto
le hubiera pertenecido para siempre.
A
través de los siglos eternos, hubiera seguido adquiriendo nuevos tesoros de
conocimiento, descubriendo nuevos manantiales de felicidad y obteniendo
conceptos cada vez más claros de la sabiduría, el poder y el amor de Dios.
Habría cumplido cada vez más cabalmente el objeto de su creación; habría
reflejado cada vez más plenamente la gloria del Creador.
Pero por su
desobediencia perdió todo esto. El pecado mancilló y casi borró la semejanza
divina. Las facultades físicas del hombre se debilitaron, su capacidad mental
disminuyó, su visión espiritual se oscureció. Quedó sujeto a la muerte. No obstante, la especie humana no fue dejada
sin esperanza. Con infinito amor y misericordia había sido trazado el plan de
salvación y se le otorgó una vida de prueba.
La obra de la redención debía
restaurar en el 16 hombre la imagen de su Hacedor, devolverlo a la perfección
con que había sido creado, promover el desarrollo del cuerpo, la mente y el
alma, a fin de que se llevase a cabo el propósito divino de su creación. Este es el objeto de la educación, el gran
objeto de la vida.
El amor, base de la
creación y de la redención, es el fundamento de la verdadera educación. Esto se ve claramente en la ley que Dios ha
dado como guía de la vida.
El primero y grande mandamiento es: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu
mente". *Lucas 10:27. Amar al Ser infinito, omnisciente, con todas las
fuerzas, la mente y el corazón, significa el desarrollo más elevado de todas
las facultades. Significa que en todo el
ser - el cuerpo, la mente y el alma- debe restaurarse la imagen de Dios. Semejante al primer
mandamiento, es el segundo: "Amarás
a tu prójimo como a ti mismo". *Mt. 22:39.
La ley de amor requiere la dedicación del
cuerpo, la mente y el alma al servicio de Dios y de nuestros semejantes. Y este
servicio, al par que nos constituye en bendición para los demás, nos
proporciona a nosotros la más grande bendición. La abnegación es la base de
todo verdadero desarrollo. Por medio del servicio abnegado, adquiere toda
facultad nuestra su desarrollo máximo.
Llegamos a participar cada vez más plenamente de la naturaleza divina.
Somos preparados para el cielo, porque lo recibimos en nuestro corazón.
Puesto que Dios es la
fuente de todo conocimiento verdadero, el principal objeto de la educación es,
según hemos visto, dirigir nuestra mente a la revelación que él hace de sí
mismo. Adán y Eva recibieron
conocimiento comunicándose directamente con Dios, y aprendieron de él por medio
de sus obras. Todas las cosas creadas, en su perfección original, 17 eran una
expresión del pensamiento de Dios. Para
Adán y Eva, la naturaleza rebosaba de sabiduría divina.
Pero por la transgresión, el hombre fue
privado del conocimiento de Dios mediante una comunión directa, y en extenso
grado del que obtenía por medio de sus obras.
La tierra, arruinada y contaminada por el pecado, no refleja sino
oscuramente la gloria del Creador. Es cierto que sus lecciones objetivas no han
desaparecido. En cada página del gran volumen de sus obras creadas se puede
notar todavía la escritura de su mano.
La naturaleza aún habla de su Creador.
Sin embargo, estas revelaciones son parciales e imperfectas. Y en nuestro estado caído, con las facultades
debilitadas y la visión limitada, somos incapaces de interpretarlas
correctamente. Necesitamos la revelación más plena que Dios nos ha dado de sí
en su Palabra escrita.
Las Sagradas
Escrituras son la norma perfecta de la verdad y, como tales, se les debería dar
el primer lugar en la educación. Para obtener una educación digna de tal
nombre, debemos recibir un conocimiento de Dios, el Creador, y de Cristo, el
Redentor, según están revelados en la Sagrada Palabra.
Cada ser humano,
creado a la imagen de Dios, está dotado de una facultad semejante a la del
Creador: la individualidad, la facultad de pensar y hacer.
Los hombres en quienes se desarrolla
esta facultad son los que llevan, responsabilidades, los que dirigen empresas,
los que influyen sobre el carácter.
La obra de la verdadera educación consiste
en desarrollar esta facultad, en educar a los jóvenes para que sean pensadores
y no meros reflectores de los pensamientos de otros hombres.
*En vez de
restringir su estudio a lo que los hombres han dicho o escrito, los estudiantes
deben ser dirigidos a las fuentes de la verdad, a los vastos campos abiertos a
la investigación en la naturaleza y en la revelación. 18
Contemplen las grandes
realidades del deber y del destino, y la mente se expandirá y robustecerá.
En vez de jóvenes, educados, pero débiles,
las instituciones del saber debieran producir hombres fuertes para pensar y
obrar, hombres que sean amos y no esclavos de las circunstancias, hombres que
posean amplitud de mente, claridad de pensamiento y valor para defender sus
convicciones.
Semejante educación
provee algo más que una disciplina mental; provee algo más que una preparación
física.
*Fortalece el carácter, de modo
que no se sacrifiquen la verdad y la justicia al deseo egoísta o a la ambición
mundana.
*Fortalece la mente contra el
mal. En vez de que una pasión dominante
llegue a ser un poder destructor, se amoldan cada motivo y deseo a los grandes
principios de la justicia. Al espaciarse
en la perfección del carácter de Dios, la mente se renueva y el alma vuelve a
crearse a su imagen.
¿Qué educación puede superar a ésta?
¿Qué puede igualar su valor?
"No
se dará por oro,
Ni su
precio. será a peso de plata..
No puede
ser apreciada con oro de Ofir,
Ni con
ónice precioso, ni con zafiro.
El oro no
se le igualará, ni el diamante,
Ni se cambiará
por alhajas de oro fino.
No se hará
mención de coral ni de perlas.
La sabiduría
es mejor que las piedras preciosas."*Job 28:15-18.
El ideal que Dios
tiene para sus hijos está por encima del alcance del más elevado pensamiento
humano. La meta a alcanzar es la piedad,
la semejanza a Dios. Ante el estudiante
se abre un camino de progreso continuo.
Tiene que alcanzar un objeto, lograr una norma que incluye todo lo
bueno, lo puro y lo noble.
Progresará tan rápidamente e irá tan lejos como fuere posible en todos los ramos 19 del verdadero conocimiento.
Pero sus esfuerzos se dirigirán a fines tanto más altos que el mero egoísmo y los intereses temporales, cuanto son más altos los cielos que la tierra.
Progresará tan rápidamente e irá tan lejos como fuere posible en todos los ramos 19 del verdadero conocimiento.
Pero sus esfuerzos se dirigirán a fines tanto más altos que el mero egoísmo y los intereses temporales, cuanto son más altos los cielos que la tierra.
El que coopera con el
propósito divino para impartir a los jóvenes un conocimiento de Dios, y modelar
el carácter en armonía con el suyo, hace una obra noble y elevada.
Al despertar el deseo de alcanzar el ideal de
Dios, presenta una educación tan elevada como el cielo, y tan amplia como el
universo; una educación que no se puede completar en esta vida, sino que
continuará en la venidera; una educación que asegura al estudiante de éxito su
pasaporte de la escuela preparatoria de la tierra a la superior, la celestial.
(La Educación de Elena G de White) 20
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