LA ELEVADA VOCACIÓN DEL AMA DE CASA.
No puede haber oficio más importante que el de
ama de casa. Se requieren inteligencia y
experiencia para cocinar bien y para presentar alimentos saludables en la mesa
en una forma atrayente. La persona que
prepara el alimento que ha de ser colocado en nuestro estómago para convertirse
en sangre que nutra el organismo, ocupa un puesto importantísimo y elevado
(Testimonies, tomo 3, pág. 158).
Es esencial que todo joven se familiarice con
los deberes de la vida diaria. Si fuera
necesario, una joven podría prescindir del conocimiento del francés y del
álgebra, o hasta del piano, pero es indispensable que aprenda a hacer buen pan,
vestidos que le sienten bien y desempeñar eficientemente los diversos deberes
pertenecientes al hogar.
Para la salud y la felicidad de toda la
familia, nada es de tan vital importancia como la pericia e inteligencia de la
cocinera. Con comidas mal preparadas y
malsanas podría estorbar y hasta arruinar tanto la utilidad del adulto como el
desarrollo del niño. Del mismo modo, al
proveer alimentos adaptados a las necesidades del cuerpo y al mismo tiempo,
atractivos y sabrosos, puede llevar a cabo tanto en la debida dirección como de
otra manera llevaría a cabo en la mala.
Así que, en muchos sentidos, la felicidad de la vida está ligada a la
fidelidad con 348 que se desempeñan los deberes comunes (La Educación, pág.
212).
COCINAR ES UN ARTE
La ciencia de cocinar no es algo despreciable. . . . Debiera ser considerada como la más valiosa de todas las artes porque está tan íntimamente relacionada con la vida. Debiera recibir más atención, pues el organismo necesita alimento a fin de formar buena sangre. El fundamento de lo que mantiene a la gente en buena salud es la obra médico-misionera de cocinar bien.
La ciencia de cocinar no es algo despreciable. . . . Debiera ser considerada como la más valiosa de todas las artes porque está tan íntimamente relacionada con la vida. Debiera recibir más atención, pues el organismo necesita alimento a fin de formar buena sangre. El fundamento de lo que mantiene a la gente en buena salud es la obra médico-misionera de cocinar bien.
Con frecuencia la reforma pro salud se deforma
debido a la preparación de alimento desagradable al paladar. La falta de conocimiento acerca del arte
culinario saludable debe remediarse antes de que tenga éxito la reforma pro
salud.
Son pocas las buenas cocineras. Muchísimas madres necesitan tomar lecciones
de arte culinario para que puedan presentar delante de su familia alimentos
bien preparados y agradablemente servidos (Counsels on Diet and Foods, pág.
263).
PROCUREN NUESTRAS HERMANAS SER MAESTRAS EN EL
ARTE DE COCINAR.
Con frecuencia nuestras hermanas no saben
cocinar. A las tales quiero decirles: Yo
iría a la mejor cocinera que se pudiera hallar en el país, y permanecería a su
lado si fuese necesario durante semanas, hasta llegar a dominar el arte de preparar
los alimentos, y ser una cocinera inteligente y hábil. Es vuestro deber saber cocinar, y lo es
también el enseñar a vuestras hijas a cocinar (Joyas de los Testimonios, tomo
1, pág. 190).
ESTUDIO Y PRÁCTICA.
El alimento puede prepararse sencilla y
saludablemente, pero se necesita habilidad para hacerlo sabroso y
nutritivo. A fin de aprender a cocinar,
las mujeres debieran estudiar y luego pacientemente poner en práctica lo que
aprenden. La gente sufre porque no se
molesta en hacer esto. 349 Digo a los tales: Es hora de despertar vuestras
energías dormidas e informaros. No
consideréis que es tiempo perdido el que dedicáis a obtener un conocimiento
cabal y experiencia en la preparación de alimento saludable y sabroso. No importa cuánta experiencia hayáis tenido
en la cocina, si todavía tenéis la responsabilidad de una familia, es vuestro
deber aprender a cuidarla debidamente (Christian Temperance and Bible Hygiene,
pág. 49).
SON ESENCIALES TANTO LA VARIEDAD COMO LA
SENCILLEZ.
Las comidas deben ser variadas. Los mismos manjares, preparados del mismo
modo, no deben figurar en la mesa, comida tras comida y día tras día. Las comidas se ingieren con mayor gusto y
aprovechan mucho más cuando los manjares son variados (El Ministerio de
Curación, págs. 230, 231).
Nuestros cuerpos se forman con lo que comemos;
y a fin de formar tejidos de buena calidad, debemos ingerir los alimentos
adecuados y deben ser preparados con habilidad a fin de que se adapten de la
mejor manera posible a las necesidades del organismo. Es un deber religioso que
las personas que cocinan sepan preparar alimentos saludables en una forma
variada para que sean sabrosos y saludables (Christian Temperance and Bible
Hygiene, págs. 48, 49).
Aun en el arreglo de la mesa, la moda y la
ostentación ejercen su funesta influencia.
La preparación saludable de los alimentos se convierte en un asunto
secundario. El servir gran variedad de
platos demanda tiempo, dinero y trabajo agobiante sin realizar ningún
bien. Quizá sea de buen tono servir una
docena de platos en una comida, pero la costumbre es ruinosa para la
salud. Es una moda que los hombres y
mujeres razonables debieran condenar tanto por precepto como por ejemplo. . . .
Cuánto mejor 350 sería para la salud del hogar si la preparación de la mesa
fuera más simple (Id., pág. 73).
LOS RESULTADOS DE COCINAR MAL.
El mal arte culinario está minando las
energías de la vida de millares. Más
almas se pierden por esta causa de lo que muchos comprenden. Trastorna el organismo y produce enfermedades. Como resultado, las cosas celestiales no se
pueden discernir prestamente (Id., pág. 49).
El alimento escaso y mal cocido vicia la
sangre, pues debilita los órganos que la producen. Desarregla el organismo y causa enfermedades
acompañadas de nerviosidad y mal humor.
Cuéntanse hoy día por miles y decenas de millares las víctimas de la
cocina defectuosa. Sobre muchas tumbas
podrían escribirse epitafios como éstos: "Muerto por culpa de la mala
cocina". "Muerto de resultas
de un estómago estragado por el abuso" (El Ministerio de Curación, págs.
232, 233).
ENSEÑAD A COCINAR A VUESTROS HIJOS.
No descuidéis el enseñar a vuestros hijos a
cocinar. Al hacerlo, les impartís
principios que deben tener en su educación religiosa. Al dar a vuestros hijos lecciones de fisiología
y al enseñarles a cocinar con sencillez y, sin embargo, con habilidad, estáis
colocando los fundamentos de la más útil rama de la educación. Se necesita habilidad para preparar buen pan
liviano. Hay religión en cocinar bien y
yo pongo en duda la religión de los que son demasiado ignorantes y demasiado
descuidados para aprender a cocinar (Testimonies, tomo 2, pág. 537).
INSTRUIDLAS PACIENTE Y ALEGREMENTE.
Las madres debieran llevar a sus hijas a la
cocina con ellas cuando son muy jóvenes para enseñarles el arte de
cocinar. La madre no puede esperar que
sus hijas entiendan los secretos de la economía doméstica sin educación. Debiera instruirlas paciente y amorosamente,
351 haciendo el trabajo tan agradable como pueda por medio de su rostro amable
y palabras animadoras de aprobación (Id., tomo 1, pág. 684).
Si fracasan una vez, dos veces o tres veces no
las censuréis. Ya el desánimo está
obrando tentándolas a decir: "No vale la pena; no puedo
hacerlo". No es éste el tiempo de
censurar. La voluntad se está
debilitando. Necesita el acicate de
palabras animosas, alegres y llenas de esperanza, tales como: "No importa
los errores que hayas cometido. Eres tan
sólo aprendiz y debes esperar cometer errores.
Prueba otra vez. Piensa en lo que
estás haciendo. Ten mucho cuidado, y
ciertamente tendrás éxito" (Id., págs. 684, 685).
(UN ERROR QUE DEBES EVITAR MADRES Y PADRES) CÓMO SE PUEDEN ENFRIAR EL INTERÉS Y EL ARDOR.
Muchas madres no comprenden la importancia de
estas ramas del conocimiento, y antes de darse la molestia y el cuidado de
instruir a sus hijas y soportar sus fracasos y errores mientras aprenden,
prefieren hacerlo todo ellas mismas. Y
cuando sus hijas fracasan en sus esfuerzos, las alejan con estas palabras:
"No vale la pena; tú no puedes hacer esto o lo otro; me creas perplejidades
y molestias más de lo que me ayudas".
Así se rechazan los primeros esfuerzos de las
que están aprendiendo, y el primer fracaso enfría tanto su interés y ardor por
aprender, que tienen temor de hacer otra prueba y se dispondrán a coser, tejer,
limpiar la casa, cualquier cosa pero no cocinar. En esto la madre cometió una gran falta. Debiera haberlas instruido pacientemente para
que, por medio de la práctica, pudieran haber obtenido una experiencia que
eliminara la falta de habilidad y remediara los movimientos incapaces de la
obrera falta de experiencia (Id., pág. 685).
LA PREPARACIÓN MÁS NECESARIA QUE LAS JÓVENES
PUEDEN HACER PARA LA VIDA PRÁCTICA.
Debiera instruirse 352 cabalmente a las
señoritas en el arte de cocinar.
Cualesquiera sean las circunstancias de su vida, aquí hay un conocimiento
que puede ser usado prácticamente. Es un
aspecto de la educación que tiene una influencia muy directa en la vida humana,
especialmente en las vidas de aquellos a quienes más amamos (Id., págs. 683,
684).
Yo aprecio a mi costurera y a mi copista; pero
mi cocinera, que sabe preparar el alimento que sostiene la vida y nutre el
cerebro, los huesos y los músculos, ocupa el puesto más importante entre los
ayudantes de mi familia (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 190).
Las jóvenes piensan que cocinar y hacer otras
tareas de la casa es trabajo servil; y por lo tanto, muchas que se casan y
deben atender a una familia tienen muy poca idea de los deberes que incumben a
la esposa y madre (El Ministerio de Curación, pág. 233).
LEVANTAD UNA BARRERA CONTRA LA INSENSATEZ Y EL
VICIO.
Cuando les enseñáis [a vuestras hijas] el arte
culinario, edificáis en derredor de ellas una barrera que las guardará de la
insensatez y el vicio que de otra manera podría tentarlas (Joyas de los
Testimonios, tomo 1, pág. 190).
TANTO LOS HOMBRES COMO LAS MUJERES NECESITAN
APRENDER A COCINAR.
Los hombres, tanto como las mujeres, necesitan
saber preparar comidas sencillas y sanas.
Sus negocios los llaman a menudo a puntos donde no encuentran alimento
sano; entonces, si tienen algún conocimiento de la ciencia culinaria, pueden
aprovecharlo (El Ministerio de Curación, pág. 248).
Tanto a los jóvenes como a las señoritas se
les debe enseñar a cocinar económicamente, y a abstenerse de toda carne
(Consejos para los Maestros, pág. 239). 353
ESTUDIAD ECONOMÍA; EVITAD EL DESPERDICIO.
En cada renglón del arte culinario, el punto
que debe ser considerado es: "¿Cómo pueden prepararse los alimentos en la
forma más natural y económica?" Y se debería vigilar con cuidado para que
los restos de comida que hayan quedado en la mesa no sean desperdiciados. Ved la forma en que esos restos de comida no
se pierdan. Esta habilidad, la economía
y el tacto, son una fortuna. En las
épocas más calurosas de la estación, preparad menos alimentos. Usad más sustancias
secas. Hay muchas familias pobres que,
aunque apenas tienen lo suficiente para comer, a menudo se les puede enseñar el
porqué son pobres; hay demasiadas pequeñas cosas desperdiciadas (Counsels on
Diet and Foods, pág. 258).
TEMAS SERIOS PARA LA REFLEXIÓN.
"Si pues coméis o bebéis, o hacéis otra
cosa, hacedlo todo a gloria de Dios" (1 Cor. 10: 31).
¿Hacéis esto cuando
preparáis alimento para vuestras mesas, y llamáis a la familia a participar de
ellos? ¿Estáis colocando delante de vuestros hijos solamente alimentos que
producirán la mejor sangre? ¿Contribuirá este alimento a conservar sus cuerpos
en la condición menos febril? ¿Es de la clase que los pondrá en la mejor
condición de vida y salud? ¿Es tal el alimento que procuráis colocar delante de
vuestros hijos? ¿O será que, sin mirar a su bienestar futuro, les dais
alimentos malsanos, estimulantes e irritantes? (Joyas de los Testimonios, tomo
1, págs. 185, 186). 354 EGW. CN
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