martes, 16 de enero de 2018

(XIV) EL MANTENIMIENTO DE LA IDONEIDAD FISICA. 61. “EL AMA DE CASA EN LA COCINA”.





LA ELEVADA VOCACIÓN DEL AMA DE CASA.
No puede haber oficio más importante que el de ama de casa.  Se requieren inteligencia y experiencia para cocinar bien y para presentar alimentos saludables en la mesa en una forma atrayente.  La persona que prepara el alimento que ha de ser colocado en nuestro estómago para convertirse en sangre que nutra el organismo, ocupa un puesto importantísimo y elevado (Testimonies, tomo 3, pág. 158).

Es esencial que todo joven se familiarice con los deberes de la vida diaria.  Si fuera necesario, una joven podría prescindir del conocimiento del francés y del álgebra, o hasta del piano, pero es indispensable que aprenda a hacer buen pan, vestidos que le sienten bien y desempeñar eficientemente los diversos deberes pertenecientes al hogar.
Para la salud y la felicidad de toda la familia, nada es de tan vital importancia como la pericia e inteligencia de la cocinera.  Con comidas mal preparadas y malsanas podría estorbar y hasta arruinar tanto la utilidad del adulto como el desarrollo del niño.  Del mismo modo, al proveer alimentos adaptados a las necesidades del cuerpo y al mismo tiempo, atractivos y sabrosos, puede llevar a cabo tanto en la debida dirección como de otra manera llevaría a cabo en la mala.  Así que, en muchos sentidos, la felicidad de la vida está ligada a la fidelidad con 348 que se desempeñan los deberes comunes (La Educación, pág. 212).

COCINAR ES UN ARTE
La ciencia de cocinar no es algo despreciable. . . . Debiera ser considerada como la más valiosa de todas las artes porque está tan íntimamente relacionada con la vida.  Debiera recibir más atención, pues el organismo necesita alimento a fin de formar buena sangre.  El fundamento de lo que mantiene a la gente en buena salud es la obra médico-misionera de cocinar bien.
Con frecuencia la reforma pro salud se deforma debido a la preparación de alimento desagradable al paladar.  La falta de conocimiento acerca del arte culinario saludable debe remediarse antes de que tenga éxito la reforma pro salud.
Son pocas las buenas cocineras.  Muchísimas madres necesitan tomar lecciones de arte culinario para que puedan presentar delante de su familia alimentos bien preparados y agradablemente servidos (Counsels on Diet and Foods, pág. 263).

PROCUREN NUESTRAS HERMANAS SER MAESTRAS EN EL ARTE DE COCINAR.
Con frecuencia nuestras hermanas no saben cocinar.  A las tales quiero decirles: Yo iría a la mejor cocinera que se pudiera hallar en el país, y permanecería a su lado si fuese necesario durante semanas, hasta llegar a dominar el arte de preparar los alimentos, y ser una cocinera inteligente y hábil.  Es vuestro deber saber cocinar, y lo es también el enseñar a vuestras hijas a cocinar (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 190).

ESTUDIO Y PRÁCTICA.
El alimento puede prepararse sencilla y saludablemente, pero se necesita habilidad para hacerlo sabroso y nutritivo.  A fin de aprender a cocinar, las mujeres debieran estudiar y luego pacientemente poner en práctica lo que aprenden.  La gente sufre porque no se molesta en hacer esto. 349 Digo a los tales: Es hora de despertar vuestras energías dormidas e informaros.  No consideréis que es tiempo perdido el que dedicáis a obtener un conocimiento cabal y experiencia en la preparación de alimento saludable y sabroso.  No importa cuánta experiencia hayáis tenido en la cocina, si todavía tenéis la responsabilidad de una familia, es vuestro deber aprender a cuidarla debidamente (Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 49).

SON ESENCIALES TANTO LA VARIEDAD COMO LA SENCILLEZ.
Las comidas deben ser variadas.  Los mismos manjares, preparados del mismo modo, no deben figurar en la mesa, comida tras comida y día tras día.  Las comidas se ingieren con mayor gusto y aprovechan mucho más cuando los manjares son variados (El Ministerio de Curación, págs. 230, 231).
Nuestros cuerpos se forman con lo que comemos; y a fin de formar tejidos de buena calidad, debemos ingerir los alimentos adecuados y deben ser preparados con habilidad a fin de que se adapten de la mejor manera posible a las necesidades del organismo. Es un deber religioso que las personas que cocinan sepan preparar alimentos saludables en una forma variada para que sean sabrosos y saludables (Christian Temperance and Bible Hygiene, págs. 48, 49).

Aun en el arreglo de la mesa, la moda y la ostentación ejercen su funesta influencia.  La preparación saludable de los alimentos se convierte en un asunto secundario.  El servir gran variedad de platos demanda tiempo, dinero y trabajo agobiante sin realizar ningún bien.  Quizá sea de buen tono servir una docena de platos en una comida, pero la costumbre es ruinosa para la salud.  Es una moda que los hombres y mujeres razonables debieran condenar tanto por precepto como por ejemplo. . . . Cuánto mejor 350 sería para la salud del hogar si la preparación de la mesa fuera más simple (Id., pág. 73).

LOS RESULTADOS DE COCINAR MAL.
El mal arte culinario está minando las energías de la vida de millares.  Más almas se pierden por esta causa de lo que muchos comprenden.  Trastorna el organismo y produce enfermedades.  Como resultado, las cosas celestiales no se pueden discernir prestamente (Id., pág. 49).

El alimento escaso y mal cocido vicia la sangre, pues debilita los órganos que la producen.  Desarregla el organismo y causa enfermedades acompañadas de nerviosidad y mal humor.  Cuéntanse hoy día por miles y decenas de millares las víctimas de la cocina defectuosa.  Sobre muchas tumbas podrían escribirse epitafios como éstos: "Muerto por culpa de la mala cocina".  "Muerto de resultas de un estómago estragado por el abuso" (El Ministerio de Curación, págs. 232, 233).

ENSEÑAD A COCINAR A VUESTROS HIJOS.
No descuidéis el enseñar a vuestros hijos a cocinar.  Al hacerlo, les impartís principios que deben tener en su educación religiosa.  Al dar a vuestros hijos lecciones de fisiología y al enseñarles a cocinar con sencillez y, sin embargo, con habilidad, estáis colocando los fundamentos de la más útil rama de la educación.  Se necesita habilidad para preparar buen pan liviano.  Hay religión en cocinar bien y yo pongo en duda la religión de los que son demasiado ignorantes y demasiado descuidados para aprender a cocinar (Testimonies, tomo 2, pág. 537).

INSTRUIDLAS PACIENTE Y ALEGREMENTE.
Las madres debieran llevar a sus hijas a la cocina con ellas cuando son muy jóvenes para enseñarles el arte de cocinar.  La madre no puede esperar que sus hijas entiendan los secretos de la economía doméstica sin educación.  Debiera instruirlas paciente y amorosamente, 351 haciendo el trabajo tan agradable como pueda por medio de su rostro amable y palabras animadoras de aprobación (Id., tomo 1, pág. 684).

Si fracasan una vez, dos veces o tres veces no las censuréis.  Ya el desánimo está obrando tentándolas a decir: "No vale la pena; no puedo hacerlo".  No es éste el tiempo de censurar.  La voluntad se está debilitando.  Necesita el acicate de palabras animosas, alegres y llenas de esperanza, tales como: "No importa los errores que hayas cometido.  Eres tan sólo aprendiz y debes esperar cometer errores.  Prueba otra vez.  Piensa en lo que estás haciendo.  Ten mucho cuidado, y ciertamente tendrás éxito" (Id., págs. 684, 685).

(UN ERROR QUE DEBES EVITAR MADRES Y PADRES) CÓMO SE PUEDEN ENFRIAR EL INTERÉS Y EL ARDOR.
Muchas madres no comprenden la importancia de estas ramas del conocimiento, y antes de darse la molestia y el cuidado de instruir a sus hijas y soportar sus fracasos y errores mientras aprenden, prefieren hacerlo todo ellas mismas.  Y cuando sus hijas fracasan en sus esfuerzos, las alejan con estas palabras: "No vale la pena; tú no puedes hacer esto o lo otro; me creas perplejidades y molestias más de lo que me ayudas".
Así se rechazan los primeros esfuerzos de las que están aprendiendo, y el primer fracaso enfría tanto su interés y ardor por aprender, que tienen temor de hacer otra prueba y se dispondrán a coser, tejer, limpiar la casa, cualquier cosa pero no cocinar.  En esto la madre cometió una gran falta.  Debiera haberlas instruido pacientemente para que, por medio de la práctica, pudieran haber obtenido una experiencia que eliminara la falta de habilidad y remediara los movimientos incapaces de la obrera falta de experiencia (Id., pág. 685).

LA PREPARACIÓN MÁS NECESARIA QUE LAS JÓVENES PUEDEN HACER PARA LA VIDA PRÁCTICA.
Debiera instruirse 352 cabalmente a las señoritas en el arte de cocinar.  Cualesquiera sean las circunstancias de su vida, aquí hay un conocimiento que puede ser usado prácticamente.  Es un aspecto de la educación que tiene una influencia muy directa en la vida humana, especialmente en las vidas de aquellos a quienes más amamos (Id., págs. 683, 684).
Yo aprecio a mi costurera y a mi copista; pero mi cocinera, que sabe preparar el alimento que sostiene la vida y nutre el cerebro, los huesos y los músculos, ocupa el puesto más importante entre los ayudantes de mi familia (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 190).
Las jóvenes piensan que cocinar y hacer otras tareas de la casa es trabajo servil; y por lo tanto, muchas que se casan y deben atender a una familia tienen muy poca idea de los deberes que incumben a la esposa y madre (El Ministerio de Curación, pág. 233).

LEVANTAD UNA BARRERA CONTRA LA INSENSATEZ Y EL VICIO.
Cuando les enseñáis [a vuestras hijas] el arte culinario, edificáis en derredor de ellas una barrera que las guardará de la insensatez y el vicio que de otra manera podría tentarlas (Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 190).

TANTO LOS HOMBRES COMO LAS MUJERES NECESITAN APRENDER A COCINAR.
Los hombres, tanto como las mujeres, necesitan saber preparar comidas sencillas y sanas.  Sus negocios los llaman a menudo a puntos donde no encuentran alimento sano; entonces, si tienen algún conocimiento de la ciencia culinaria, pueden aprovecharlo (El Ministerio de Curación, pág. 248).
Tanto a los jóvenes como a las señoritas se les debe enseñar a cocinar económicamente, y a abstenerse de toda carne (Consejos para los Maestros, pág. 239). 353

ESTUDIAD ECONOMÍA; EVITAD EL DESPERDICIO.
En cada renglón del arte culinario, el punto que debe ser considerado es: "¿Cómo pueden prepararse los alimentos en la forma más natural y económica?" Y se debería vigilar con cuidado para que los restos de comida que hayan quedado en la mesa no sean desperdiciados.  Ved la forma en que esos restos de comida no se pierdan.  Esta habilidad, la economía y el tacto, son una fortuna.  En las épocas más calurosas de la estación, preparad menos alimentos. Usad más sustancias secas.  Hay muchas familias pobres que, aunque apenas tienen lo suficiente para comer, a menudo se les puede enseñar el porqué son pobres; hay demasiadas pequeñas cosas desperdiciadas (Counsels on Diet and Foods, pág. 258).

TEMAS SERIOS PARA LA REFLEXIÓN.
"Si pues coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios" (1 Cor. 10: 31). 
¿Hacéis esto cuando preparáis alimento para vuestras mesas, y llamáis a la familia a participar de ellos? ¿Estáis colocando delante de vuestros hijos solamente alimentos que producirán la mejor sangre? ¿Contribuirá este alimento a conservar sus cuerpos en la condición menos febril? ¿Es de la clase que los pondrá en la mejor condición de vida y salud? ¿Es tal el alimento que procuráis colocar delante de vuestros hijos? ¿O será que, sin mirar a su bienestar futuro, les dais alimentos malsanos, estimulantes e irritantes? (Joyas de los Testimonios, tomo 1, págs. 185, 186). 354  EGW. CN

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